GUSTAVO NORIEGA
MINISERIES
Descubrí (o confirmé) que me encanta el formato miniserie. Una cantidad razonable de capítulos de una duración igualmente razonable permite profundizar en los personajes y meterse en algunos detalles. Hay que seguir la regla de oro: la miniserie no tiene segunda temporada y, si la tiene, hay que ignorarla. Los grandes éxitos del año del formato fueron Bebé Reno y Los hermanos Menéndez, y ambos dos se pasaron de sórdidos. Acá están las que me gustaron a mí. Curiosamente, pertenecen todos a países distintos, como si yo fuera un ciudadano del mundo.
No digas nada (Irlanda, Max)
La miniserie sobre el IRA y las desapariciones fue uno de los acontecimientos del año, aunque la plataforma no lo considerara así y no la promocionara lo suficiente. Es una historia terrible, muy bien contada, sobre el ejército revolucionario irlandés y algunos personajes realmente notables, como las hermanas Price. Hablamos sobre esto relacionándola con Argentina '78 (una miniserie muy floja) en Relación de Ideas.
La Mesías (España, Max)
La más imaginativa de todas, la que no se entregó al realismo y se permitió desplegar la mayor cantidad de ideas visuales que se pueda encontrar en plataformas. La historia de una familia ultrarreligiosa que se convierte en un fenómeno pop y su relación con unos extraterrestres que nunca llegan. Cuando Almodóvar se puso ñoño y sentencioso llegan al rescate sus descendientes deformes, los Javis (los creadores, Javier Calvo y Javier Ambrossi), y renuevan la forma de contar historias.
Punto de inflexión: la bomba y la Guerra Fría (EE. UU., Netflix)
Extraordinario documental de archivo, muchísimo más interesante que la pretenciosa y fría Oppenheimer. Parte de la bomba atómica y llega a la invasión rusa a Ucrania pasando por todas las instancias de la Guerra Fría, con algunos puntos altísimos conocidos (caída del muro) y no tan conocidos (la rebelión en Georgia) pasando por el macartismo y otros grandes hits. Es como una masterclass sobre la historia de la segunda mitad del siglo XX.
Shogun (EE. UU., Disney +)
La novela de James Clavell ya había sido adaptada por la televisión en la década del 70. Esta versión es mucho más fiel al libro, pero sobre todo más respetuosa del kilombo multicultural que hace chocar costumbres y lenguas en la Japón del siglo XVI: ingleses, portugueses, japoneses; católicos, protestantes, budistas; samurais, burócratas y marineros. Maravilloso viaje en el tiempo y el espacio.
Vientre funcional (Israel, Netflix)
Grandísima comedia dramática que pone en escena sin ningún tipo de convencionalismo o previsibilidad los infinitos dilemas morales y dificultades prácticas que implica la idea de un vientre de alquiler. La televisión israelí es otro milagro en el desierto: no es la primera ni la segunda ni tampoco seguramente la última producción de ese país de un nivel de calidad realmente notable.
Exterior noche (Italia)
Esta no está en plataformas, está por ahí, para quien sepa. Es una serie sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas filmada por el gran Marco Bellochio (quien ya había hecho una gran película sobre el tema: Buenos días, noche, de 2003). Cambiando de capítulo en capítulo el punto de vista, la serie se mete en las mentes de Moro pero también de su familia, de sus colegas del Partido Demócrata Cristiano, que lo traicionan, y de los guerrilleros que lo condenan y lo ejecutan. Extraordinaria.
PELÍCULAS
Anatomía de una caída (Prime Video)
De esta película hablamos un montón durante la época de los Oscars. Esta producción francesa pero hablada en inglés, se recontra merecía el galardón, que terminó en la rebuscada y olvidable Oppenheimer. Ganó mejor guión, eso sí, y si los franceses no hubieran sido tan torpes de mandar otra a mejor película extranjera, también habría ganado ese premio.
Saturday Night
Las dos horas previas a la presentación de un programa que iba a cambiar la historia de la televisión. Es necesario que esta película se estrene en salas o en alguna plataforma porque es una forma maravillosa de la felicidad. Los protagonistas están haciendo historia, lo intuyen, pero no están seguros de que vaya a suceder, ni siquiera de que el programa finalmente salga al aire. Y aunque uno sabe que salió y que siguió saliendo durante décadas hasta la actualidad, la sensación de alivio y euforia por el logro que se viven en el final es un sentimiento contagioso y feliz.
Trenque Lauquen (Max)
Hablé la semana pasada de esta notable película argentina, que te hace pasear por la llanura pampeana y por varias historias diferentes hasta terminar en uno de los finales más sugestivos y emocionantes que yo recuerde. Una película desmesurada, despareja pero feliz en su ambición y logros.
Joker: Folie à deux (Max)
Ya hablaremos más extensamente de esta, la película sorpresa del año. Primero sorprendió a los fans de los comics y de los superhéroes, al subvertir todas sus expectativas. Esa primera oleada decretó que la película era un fiasco y la convirtió en un fracaso. La segunda oleada fue la de los descreídos, sin compromiso emocional con ese universo, y que se encontraron con una obra realmente punk, desafiante, triste y amarga, dispuesta a llevarle la contra a todo un sistema de cine complaciente y cómodo. El Joker —un descomunal Joaquin Phoenix— llega a su punto más radical de soledad y lo expresa a través de las mejores canciones escritas por el ser humano (ver abajo en las recomendaciones de discos). Y, como Judas en la Pasión cristiana, Lady Gaga juega su rol de traidora para que el descenso a los abismos sea más contundente. Volveremos.
LIBROS
Voy a destacar a una editorial, de la cual me enamoré este año: Adriana Hidalgo Editora. Empecé con la colección (i)nterferencias, dirigida por Tomás Borovinsky, que nos trajo los ensayos más actuales y lúcidos para entender la época, desde el seminal y cada vez más citado La rebelión del público, de Martin Gurri, hasta la compilación de escritos literarios recogida con conocimiento por Luis Diego Fernández, Utopía y mercado, anticipando la llegada de Javier Milei y sus libertarios. Ahora estoy leyendo Resignación infinita, de Eugene Thacker, no solo sus reflexiones sino también la vida de célebres pensadores pesimistas, desde Pascal hasta Kierkegaard y Schopenhauer. Es un libro amargo y divertido a la vez, como puede serlo un pesimista vital.
Sin embargo, la estrella de este año fue un libro de Adriana Hidalgo, pero de otra colección. Me refiero a Otras palabras. Jugar y crear con diccionarios, de Eduardo berti, una recorrida sofisticada y divertida sobre aquellos escritores que idearon otros diccionarios, que cumplen funciones que no son las de definir las palabras sino otras, o mejor, en ocasiones, ninguna, simplemente jugar con el lenguaje. Me encantó leer el libro (mi favorito del año) y me encantó conversar con Berti. Lo comparto acá con ustedes.
MÚSICA
Los discos del año para mí fueron:
Bright Future, Adrianne Lenker
The Other Side, T-Bone Burnett
Lady Gaga / Joaquin Phoenix
Songs of a Lost World, The Cure
MARIELA SEXER
SERIES
2024 va a ser el año que voy a recordar siempre como el año que gracias a mi amiga Laura Gentile vi, en la plataforma VIX, Corazón Salvaje, la novela protagonizada por Eduardo Palomo y Edith González, y me volví loca como ya lo consigné en La Inspectora. A pesar de haber visto dos veces de corrido sus 80 capítulos, haber conseguido y leído los tres impactantes libros de Caridad Bravo Adams (Corazón salvaje, Mónica y Juan del Diablo, 1957). que inspiraron la adaptación de 1993 y visto las dos películas que hay disponibles sobre la misma historia, nada se puede comparar a la emoción que me causó la novela escrita por la italiana María Zarattini y las interpretaciones y la química de Palomo y González.
Cuando ya no me quedaba más para hurgar en el universo de Corazón salvaje y el vacío que esto dejaba era difícil de soportar me topé con una serie romántica con protagonistas adolescentes que me devolvió el alma al cuerpo. Leí esta nota y dije allá vamos. Maxton Hall, un mundo entre nosotros es una miniserie alemana de seis capítulos, de Amazon Prime, que transcurre en un colegio secundario de elite en Inglaterra donde sus alumnos quieren ingresar a la universidad de Oxford. Ruby (Harriet Herbig-Matten) y James (Damian Hardung), los protagonistas, que encarnan la fórmula clásica enemigo/enamorado de las comedias románticas, emanan una química que supera la pantalla. Ruby Bell, de origen humilde, ganó una beca para estudiar en Maxton Hall y su mayor sueño es estudiar en Oxford. Es inteligente, determinada, bondadosa y franca. James Beaufort es el heredero de una de las fortunas de Inglaterra, dueños de la firma de moda que viste a celebridades y reyes; es bello, arrogante, distante y problemático. Una circunstancia los reúne y el odio se transforma en amor profundo a lo largo de los capítulos. Así como Juan del Diablo, James esconde un gran dolor, es sensible y su aparente seguridad disimula la fragilidad que le da la relación con su padre autoritario. Damian es un actor joven que seguramente veremos por muchos años. Sus ojos trasmiten más que sus palabras. Desde Felicity que una pareja de estudiantes no me provocaba tamaña fascinación. Maxton Hall se basa en una trilogía de libros llamados Save Me de Mona Kasten, escritora joven alemana que trascendió las fronteras de su país y se transformó en best seller. Por supuesto me compré los tres libros. Ya está firmada la temporada 2 que seguramente retomara en el segundo libro y espero que haya tercera temporada basada en el tercero. Los libros no me defraudaron. El éxito de la serie (estuvo primera por muchas semanas en todo el mundo en AP) y los libros no es casual. Ambos productos honran a un género que puede caer fácilmente en esquematismos. No es que acá no los haya, pero todos los personajes tienen corazón y la transformación que experimentan cuando sus mundos entran en contacto se ve/lee genuina. Espero ansiosa la segunda temporada.
PD: Igual en el mundo adulto la mejor serie del año sigue siendo Vientre funcional.
RESTAURANT
La apertura del año, al menos de las que visité, sin lugar a dudas es Evelia, otra creación del gran Máximo Togni en homenaje a su abuela, que le trasmitió el amor por la cocina. Las pastas y helados son la especialidad de la casa, y no falta la milanesa con papas fritas a caballo y una reversión del revuelto gramajo con jamón de Parma, papas fritas y huevo. La panera con manteca es un lujo y los postres tienen la gran calidad a la que nos tiene acostumbrados Togni. Los destaco por estética y sabor. Los profiteroles deben haber sido los más intagrameados del año. Las pastas no me volaron la cabeza, pero tienen combinaciones originales. No cobran cubierto y los precios son accesibles para un restaurant de esta categoría. Cada mes llenan sus reservas al instante de abrirlas. Abren mediodía y noche. El lugar tiene un aire neoyorkino, cada detalle de la decoración está muy cuidado, no hay nada librado al azar. Una perla: el tinto de Evelia (vodka, vino, pepino y jengibre). Casi no tomo alcohol, pero de los más rico y ligero que probé.
LIBRO
Sin dudas el libro del año de los que leí fue La llamada de Leila Guerriero tanto por sus virtudes como por sus defectos. La crítica aguda ya la hizo Noriega acá. Así que quiero destacar un libro chiquito, sincero que leí de un tirón. Unidad mínima de familia de Julieta Habif, publicado por Vinilo Editora. Julieta es muy joven y en su corta vida sufrió una gran tragedia. Su mamá tuvo un ACV y estuvo cinco años internada, postrada sin habla hasta morir. El libro de Julieta habla de muchas cosas, de su familia antes de este evento, de su familia materna signada por enfermedades graves. Del disfrute de la soledad y también habla de manera descarnada y leal del peso que implica acompañar a un familiar enfermo. A pesar de ser triste la autora mantiene la dignidad en todo el relato y deja colar rayos de alegría. No se victimiza en ningún momento y tampoco retacea la ternura.
Charlamos con ella en Libros con Ñ y la charla fue tan entretenida como la lectura de su libro
FRANCISCO NORIEGA
Me encantan los balances de fin de año. Me encanta leerlos, pero odio hacerlos. ¡Sencillamente no me acuerdo qué vi, qué leí, qué hice! Tengo pésima memoria. Haré el esfuerzo a pedido de Gustavo “Maxi” Kiosco, para que me deje seguir publicando el Sabelotodo durante el 2025.
Mejores películas (que yo vi en el 2024)
No creo haber visto diez estrenos este año, o por lo menos tantos más de diez como para que tenga sentido decir cuáles fueron los mejores. Pero sí puedo decir cuáles fueron las diez mejores películas que yo vi por primera vez este año. Me la voy a jugar y las voy a poner en orden.
1. All about Eve (1950, Joseph Mankowitz)
2. Beau Travail (1999, Claire Denis)
3. Hearts of Darkness (1991, Fax Bahr, George Hicknelooper, Eleanor Coppola)
4. Grizzly Man (2005, Werner Herzog)
5. Perfect Blue (1997, Satoshi Kon)
6. The First Omen (2024, Arkasha Stevenson)
7. The Holdovers (2024, Alexander Payne)
8. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007, Andrew Dominik)
9. Il sol dell ’avvenire (2024, Nanni Moretti)
10. Days of Heaven (1978, Terrence Malick)
All about Eve es no solo la mejor película que vi en el año sino una de las mejores que vi en mi vida. Es una película canchera, de guionista (en el buen sentido), donde todos los personajes son carismáticos, talentosos e inteligentes. Uno de ellos, encima, es Bette Davis, la mejor mujer que jamás existió.
Beau Travail es una bomba de erotismo a punto de explotar durante noventa minutos. Al final explota y es maravilloso.
Y Hearts of Darkness, el documental sobre la filmación de Apocalypse Now, es como mirar a través de una ventana a un universo que sucedía al mismo tiempo que Apocalypse Now. Coppola, su equipo de filmación y sus actores adentrándose en el corazón de la oscuridad al mismo tiempo que los soldados americanos. Si hay un argumento a favor de que hacer películas es lo más importante que existe en el mundo, es este documental.
Mejores recitales del 2024
Fui a varios recitales, de gente joven y de gente grande, con gente joven y con gente grande. Los tres mejores fueron:
Paul McCartney en River
Para mí, que Paul McCartney esté vivo y de gira es un milagro. No porque sea un anciano imposiblemente viejo. Es milagroso ser contemporáneo a una persona tan importante. Que Paul toque en River es como que la semana que viene esté Mozart en el Colón. Escuchar Can’t Buy me Love en vivo tocada por él, en el año 2024 de nuestro Señor, es milagroso. El peso de la historia es abrumador. Y, encima de eso, su música es maravillosa e inagotable después de sesenta años de carrera.
Marilina Bertoldi en el festival Buena Vibra, en Ciudad Universitaria
Ya sé. El nombre del festival es terrible. Vayan a laburar. Dicho eso, el evento estuvo bueno (aunque conseguir comida era casi imposible). Tenía la gracia de ser en Ciudad Universitaria, un lugar que amo. Es un festival de bandas indies. Las cuatro más importantes, los headliners, eran los sospechosos de siempre: Conociendo Rusia, Él mató, Usted señálemelo y El Kuelgue.
El punto más alto, sin embargo, fue Marilina Bertoldi. Yo no la había escuchado nunca (sé que es la hermana de Lula Bertoldi, la cantante y guitarrista de Eruca Sativa) y sabía que es, en general, una rockera. Pero en el Buena Vibra no se presentó con la banda completa sino que hizo algo que (me dijeron) suele hacer bastante seguido: se presenta únicamente con su baterista. Entre los dos arman un show que es de otro nivel, más parecido a Stop Making Sense que a cualquier otra cosa (sospecho que el vestuario, un traje celestón y ancho, era un guiño intencional) y hacen versiones distintas de las canciones. Más electrónicas, desarticuladas, reordenadas. Me fui del festival con la sensación de haber visto muchas bandas (algunas mejores que otras) y a una sola artista de verdad.
Divididos en el Movistar Arena
La última gran banda de rock de Argentina. El recital del sábado pasado, 20 de diciembre, fue de una potencia arrolladora. Dos horas casi ininterrumpidas de una energía inigualable. Son solo tres tipos y suenan como si fueran veinticuatro. Encima, Mollo es un monje tibetano que lo único que hace es meditar y comer kale y brócoli, y a sus sesenta y siete años está indistinguible a cuando tenía cuarenta. El show, además, fue de muy alta calidad. Las visuales, las luces, el sonido. Más de una vez tuve la piel de gallina. A veces por la voz de Mollo, otras veces por un solo de guitarra. El solo de guitarra es un arte de otra época, perdido en las corrientes del tiempo. Ya los había visto en vivo otra vez (en el Teatro de Flores) y había sido bárbaro. Pero creo que esta vez fue otra cosa.
Mejor libro
La comemadre (Roque Larraquy, entropía, 2023)
Por insistencia de amigos compré, en la pasada Feria de Editores, la primera novela de Roque Larraquy. La leí en dos días y no fue uno solo porque el primer día la empecé tarde. Hacía mucho que una novela no me gustaba tanto. Es una historia en dos partes. La primera, que ocupa la mayor parte del libro, es una especie de The Knick bonaerense, con un giro más o menos fantástico y algo Cronenbergeano (pero bien). Un hospital en Temperley a principio del siglo pasado que busca, con un experimento bastante tirado de los pelos, saber qué hay después de la muerte. La segunda parte, más breve pero igual de espectacular, es otra cosa. Prefiero no dar tantos detalles y urgirlos a leerla. Es breve, aparentemente se puede leer en dos días, pero dura mucho más en la memoria.
Ahí tenés, Gustavo. Ahora por favor dejame salir, que tengo sed y hambre y en esta habitación no da el sol.
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Estupendo resumen anual chicos! Gracias por todo. Para ustedes un fuerte abrazo y mi deseo de que sea un buen año! Desde la Patagonia y con el respeto de siempre a Gustavo (la nave insignia), los saluda con todo afecto y admiración, Marcelo Berraz.
Feliz año!! Otra mini serie que te puede gustar y es muy de la coyuntura es La Fiebre. Es francesa y trata sobre racismo, fútbol y maniputacion social entre una agencia de comunicación en crisis y grupos extremistas anti colonistas y derechistas. Es del mismo director de Baron Noir.