Agenda personalísima
Erase una vez en América, El juicio de Karen Read, Victoria, El tiempo más feliz, Leer y comer, Maxikiosco, Willie Nelson.
Un recontra clásico que no ha sido visto lo suficiente ahora en plataformas, un true crime, dos libros infantiles pero no tanto, autobombo y la música inmortal de Willie Nelson, todo eso gratarola. Eso sí, abajo hay forma de que ustede colabore y esto sea sustentable. Lo dejo a tu criterio.
Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984, Disney+, Prime Video)
Revisando las plataformas, buscando algo que no estuviera hecho de manera automática, siguiendo las pautas que podrían estar establecidas por inteligencia artificial, me topé con que tanto Prime Video como Disney+ habían subido una de las mejores y más ambiciosas películas de todos los tiempos, Érase una vez en América, la obra maestra de Sergio Leone de 1984. Se trata de una película maldita, que fue exhibida en Cannes en su momento con su extensión original de más de cuatro horas, pero que inmediatamente después, para su estreno en los EE. UU., fue cortada salvajemente por los distribuidores a una duración "normal" y reordenada en la edición, es decir, evitando los saltos en el tiempo entre las décadas del 20 y del 60 que Leone había pensado para su obra. La película fue mal recibida, pero con el tiempo, y la difusión de una versión mucho más cercana a la idea de su director (tres horas y cuarenta minutos) se convirtió en objeto de culto. Esa es la versión que hoy ofrecen las plataformas, en una copia impecable.
La extensión de la película está justificada por el intrincado argumento y por la delicadeza con que retrata a sus extraordinarios personajes. Básicamente se trata de un grupo de amigos judíos que pasan su niñez en Brooklyn, a comienzos del siglo XX, se convierten en mafiosos durante la Ley Seca y entrelazan relaciones que incluyen el amor, la amistad, la traición y la lealtad. Pocas veces he sentido el pesar por el paso del tiempo como viendo esta película: el manejo de la melancolía por parte de Leone es sencillamente magistral.
No es poca ayuda para ese efecto la música escrita por Ennio Morricone, de las más inspiradas de su extensa y maravillosa carrera. La utilización de la flauta de Pan (es la misma época que la de La misión), las voces humanas usadas como instrumentos, los coros, los violines, toda la provisión de sonidos que el gran músico italiano manejaba con soltura generan una obra que, apreciada fuera del contexto de la película, es de primer orden, pero ilustrando las imágenes se convierte en demoledora.
No dejen que la extensión y el desorden temporal los desalienten a ver esta maravilla. Cualquier porquería en forma de miniserie protagonizada por Nicole Kidman nos roba seis o siete horas de nuestra vida a cambio de darnos prácticamente nada. Si están condicionados pavlovianamente a los capítulos (yo lo estoy), vean Érase una vez en América de a media hora por día, simulando los cortes habituales de la narración impuesta por Netflix, la recompensa será enorme. El elenco es descomunal, con Robert de Niro, James Woods y Elizabeth McGovern en los roles principales y con un extra impagable: Jennifer Connelly a los 14 años, en su debut actoral, haciendo el papel de McGovern de niña. Es de una belleza arrebatadora.
Una vez que la terminen de ver, no será necesario que me escriban agradeciéndome, lo doy por sentado.
El juicio de Karen Read (Disney+)
Hablando de malgastar tiempo viendo cosas que no valen la pena sólo porque están presentadas en capítulos, todavía no me decido si los 200 minutos distribuidos en cinco entregas de este true crime valen la pena o no. Me inclino por que sí, no tanto porque el caso particular sea especialmente atrapante sino por la cantidad de cosas de la sociedad norteamericana que se dejan ver a lo largo de su narración. Dan para una tesis sociopolítica, pero no se preocupen, no la voy a hacer.
Apenas saliendo de la pandemia, un grupo de amigos entrando en la cincuentena se juntan a beber en zonas residenciales de Boston, Massachussets. La mayoría de los varones pertenece a la policía local y cualquiera que haya visto más de dos películas sabe que la policía de Boston es una comunidad unida no solo por su profesión sino por ascendencia (irlandesa) y religión (católica). Lo otro que se conoce es que beben como cosacos, como si el alcohol fuera agua y ellos terminaran de correr una maratón.
En esas circunstancias y bajo una tormenta de nieve importante, Karen Read, una mujer soltera, de mediana edad, atractiva y extrovertida, tiene una pelea con su novio, policía. Se va del lugar, el novio no aparece en toda la noche y es encontrado muerto, en la madrugada, bajo la nieve y con signos de haber sido arrollado por un auto. Karen es acusada y ahí aparece el aparato judicial y mediático norteamericano. La serie tiene acceso privilegiado a la defensa de Karen (abogados caros, de trascendencia mediática) y muestra de manera minuciosa (demasiado, quizás) las alternativas del juicio. La gente local se fanatiza y cada día espera llegar a la acusada de un asesinato con carteles y ropas de colores como si se tratara de una estrella de Hollywood, algo que a Karen Read le genera claramente un placer malsano.
La sensación que da la serie, más allá de la resolución del caso, es que las sociedades que tienen sus problemas de subsistencia más que resueltos tienen un aburrimiento mortal, que combaten tomando alcohol hasta el desmayo, tomando partido en casos sobre los cuales no tienen ni idea de lo que realmente pasó, o en la práctica de microinfidelidades. Son las formas de sentirse vivos. Este fue mi ejercicio ilegal de la sociología habiendo visto una miniserie documental, pero lo cierto es que la pintura que sale de ver El juicio de Karen Read tiene sus puntos de interés.
Victoria (Patricia Gutiérrez y Victoria Morete)
Ya comentamos hace un par de semanas, la pasión de Patricia Gutiérrez por la historia, a raíz de la publicación de su novela La última piel. Otra de las obsesiones de Pato es Victoria Ocampo, la desafiante protofeminista y centro de la cultura argentina durante buena parte del siglo XX. Pato decidió contar su vida de una manera muy original, con un formato que oscila entre la novela gráfica y la literatura infantil, con un lenguaje preciso y directo, ilustrado profusamente. Para ello convocó a Victoria Morete, ilustradora habitual de Seúl, una artista realmente notable, de estilo inconfundible, entre la ilustración tradicional, el collage y la intervención de imágenes previas. El resultado es particularmente encantador, un libro-objeto delicioso y muy regalable, que puede ser la iniciación de ciertos jóvenes a la vida de un personaje realmente notable, como Victoria, pero también para educar adultos (me enteré de muchas cosas de la vida de la Ocampo que desconocía), además de ser un artefacto en sí mismo bello y cálido.
El tiempo más feliz (Martín Kohan, Siglo XXI)
Martín Kohan es un escritor, pero, sobre todo, es una máquina de pensar. No importa si uno está de acuerdo con sus ideas, es imposible no admirar que para él todo puede pensarse, desarmarse, analizarse. Dueño de un notable sentido del humor, además de convertirse en un escritor reconocido y un intelectual de prestigio, Martín es un gran conversador, una persona que disfruta de la charla y muy generoso con su tiempo para quien quiera unirse a una tertulia.
De esos pensamientos salió este objeto precioso: un libro infantil (el primero que hace MK) en donde se pone como protagonista niño y hace algo destinado a los niños. La idea expresada en El tiempo más feliz es la de la infancia como momento de descubrimiento continuo y el ejemplo que da en el relato (no spoilearemos) es especialmente inspirado y feliz. Las vacaciones del niño del libro en Córdoba con el cobijo amoroso de sus abuelos y una juguetería interminable: el mundo. Las ilustraciones de Leandro E. Pérez son sensacionales. Otro regalazo este librito editado por Siglo XXI.
Martín charló con Mariela y Laura en Libros con Ñ, una conversación muy divertida, pero además llena de reflexiones inteligentes. Escuchen.
Maxikiosco
El martes, Poncho mandó un envío realmente notable de mucha lectura y repercusión, sobre el estado del fútbol argentino. Se tomó el trabajo de escuchar la entrevista publinota de Pedro Rosemblat a Chiqui Tapia (¿qué les pasa a los jóvenes progres con el poder? ¿tan fácil se entregan?) para poder criticar al presidente de la AFA con autoridad. Y vaya si lo hizo.
Sabelotodo
Hace unas semanas, Gustavo “Maxikiosco” Noriega sacó un Relación de ideas en el que me decía tarado. Antes de hacer eso, Gustavo también mencionaba que
El miércoles entregamos una de nuestras charlas, esta vez con el interesante editor, archivista, coleccionista y ahora escritor Patricio BInaghi, vale la pena leer y/o escuchar.
Patricio Binaghi sobre Anacronías alemanas
Leí con interés Anacronías alemanas, de Patricio Binaghi, un libro radicalmente diferente a todo lo que se lee habitualmente. Suerte de diario de viaje, a la vez íntimo y distante, enumerativo, colmado de objetos, como los negocios de antigüedades que su autor frecuenta buscando cosas de otras épocas. Saber que Patricio era archivista, coleccionista y e…
El jueves, Marielita hizo un repaso melancólico por su relación con el Bafici, una nota preciosa.
Leer y comer 107.9 (El Observador)
El miércoles en nuestro programa cultural culinario, estuvimos hablando de las tapas, ese regalo de la cocina española al mundo. Además de nuestras notables reflexiones y experiencias, conté una anécdota especialmente desgraciada con Ricardo Darín.
Willie Nelson tiene 91 años y sigue sacando discos a lo loco. Todos tienen en sus letras y en sus cadencias, aroma a despedida, pero, como Eastwood y Los Chalchaleros, por suerte, sigue dando vueltas y generando belleza. Este disco, tranquilo y amable, es realmente precioso.
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Si no mencionaste la foto que te sacaste con Jennifer Connelly, entonces no es cierto que publicas todo lo que te pasa por la cabeza.
“Eras una vez en America” es definitivamente una obra de arte. La mire de corrido una noche que me dispuse para ello y me fascinó desde el minuto uno. Tiene escenas brillantes por lo honestas que son, sean horribles o graciosas, y un final magnífico.
La música, como decis, es excelente; y Connely tiene una escena profundamente conmovedora que se roba la película.