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tu post me hace acordar a la otra misión, la de De Niro.

así como soy un nostálgico de la vieja izquierda culta intelectual de los años 30, también lo soy respecto de la actividad de las misiones jesuíticas absurdamente expulsados del nuestro territorio.

Todo esto por cierto sin entrar a considerar la fundamentación misionera que sin perjuicio de su dogmatismo tan romántico como absurdo suena en estos tiempos, llevaron adelante una increible actividad.

Recuerdo haber leído que el primero que bajaba de un bote al descubrir y conquistar nuevas tierras se dirigía a los aborígenes (en lengua incomprensible para ellos por cierto) y les ofrecía la palabra de Dios, si se negaban (lo cual era obvio xq ni siquiera entendían que catzo decían) estaban autorizados a masacrarlos. Era como leerles sus derechos :)

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Fascinante historia y, como siempre, impecablemente escrita. Un gusto leerlos.

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