Sus comentarios durante la pandemia me daban la dosis de racionalidad cotidiana para soportar esa locura. A veces no coincido con sus opiniones Gustavo. Pero ese hecho, ser una luz de razón en medio de tanta insensatez, se lo agradeceré siempre.
Me pasó igual a mi, Dante, durante la cuarentena. Entre tanta desazón e irracionalidad, encontré en GN la cuota de sensatez que me daba algo de tranquilidad. Un ancla dentro de esa locura. Incluso leí “La Peste”, una recomendación que él hizo en esa época, jaja.
Brillante Gustavo. Pero el mundo seguirá siendo de este modo. El grueso de la gente seguirá guiada por impulsos viscerales en lugar de la razón. Por ende, los formadores de opinión o mesías circunstanciales serán vendedores de causalidades sin lógica.
No existen más las noticias. Lo que ocurrió es irrelevante ante el discurso de lo que va a ocurrir. Ya no se buscan primicias sino profecías. Paradójicamente, su artículo nos propone una causa posible de esta situación.
Sus comentarios durante la pandemia me daban la dosis de racionalidad cotidiana para soportar esa locura. A veces no coincido con sus opiniones Gustavo. Pero ese hecho, ser una luz de razón en medio de tanta insensatez, se lo agradeceré siempre.
Mejor no coincidir en todo! Abrazo y gracias.
Me pasó igual a mi, Dante, durante la cuarentena. Entre tanta desazón e irracionalidad, encontré en GN la cuota de sensatez que me daba algo de tranquilidad. Un ancla dentro de esa locura. Incluso leí “La Peste”, una recomendación que él hizo en esa época, jaja.
Brillante Gustavo. Pero el mundo seguirá siendo de este modo. El grueso de la gente seguirá guiada por impulsos viscerales en lugar de la razón. Por ende, los formadores de opinión o mesías circunstanciales serán vendedores de causalidades sin lógica.
Tendremos que continuar con la búsqueda de este tipo de nichos de aire fresco!
Excelente. Los 'expertos' venden mucha fruta.
No existen más las noticias. Lo que ocurrió es irrelevante ante el discurso de lo que va a ocurrir. Ya no se buscan primicias sino profecías. Paradójicamente, su artículo nos propone una causa posible de esta situación.