Para el televidente no argentino el color local no pesa. O pesa tanto como en un cuento de Adolfo Bioy Casares. Supongo que para un argentino debe ser notable ver los paisajes habituales cubiertos de nieve. Para los que no lo somos, son buenas tomas de un mundo desolado. Del mismo modo, toda la discusión individuo/colectivo fuera de Argentina no tiene una connotación política. El color local es justo el necesario para que no estorbe ni pese. La historia es un poco convencional pero está bien contada y bien producida. Bien actuada.
Soy de los que, en mi adolescencia temprana, leí (o ví, no sé cómo se dice al referirse a historietas) en vivo y en directo la primera edición de El Eternauta de Oesterheld y Solano López en la revista Hora Cero, 1957/58/59. Y unos años después me deslumbré con los dibujos de Breccia. Así que aun aceptando que la de Stagnaro es una versión “basada en”, no puedo dejar de hacer comparaciones. La serie me pareció bastante buena, pero gana la historieta.
Crecí devorando todo Bradbury, Orwell, Asimov y compañía, y viendo películas de astronautas, marcianos y todo tipo de monstruos terroríficos. Hasta la magnífica “2001, odisea del espacio”. Después, no sé por qué, me empezó a hartar la ciencia-ficción. Me volví intolerante. Me causan rechazo las distopías delirantes.
Así que tuve que vencer algunos prejuicios para ver esta serie que todo el mundo comenta y/o alaba. Y coincido con tus apreciaciones, Gustavo. Está buena, pero ahí nomás…
Coincido en general con tus comentarios sobre la serie. Lo que realmente sorprende es que al parecer ni gastando millones de dólares se consiguen actores secundarios decentes en Argentina. Es un fenómeno histórico y para mi siempre inexplicable. Esos personajes de tres o cuatro líneas que suenan forzados y rompen la mínima suspensión de incredulidad que habían logrado hasta ahí.
Para el televidente no argentino el color local no pesa. O pesa tanto como en un cuento de Adolfo Bioy Casares. Supongo que para un argentino debe ser notable ver los paisajes habituales cubiertos de nieve. Para los que no lo somos, son buenas tomas de un mundo desolado. Del mismo modo, toda la discusión individuo/colectivo fuera de Argentina no tiene una connotación política. El color local es justo el necesario para que no estorbe ni pese. La historia es un poco convencional pero está bien contada y bien producida. Bien actuada.
Soy de los que, en mi adolescencia temprana, leí (o ví, no sé cómo se dice al referirse a historietas) en vivo y en directo la primera edición de El Eternauta de Oesterheld y Solano López en la revista Hora Cero, 1957/58/59. Y unos años después me deslumbré con los dibujos de Breccia. Así que aun aceptando que la de Stagnaro es una versión “basada en”, no puedo dejar de hacer comparaciones. La serie me pareció bastante buena, pero gana la historieta.
Crecí devorando todo Bradbury, Orwell, Asimov y compañía, y viendo películas de astronautas, marcianos y todo tipo de monstruos terroríficos. Hasta la magnífica “2001, odisea del espacio”. Después, no sé por qué, me empezó a hartar la ciencia-ficción. Me volví intolerante. Me causan rechazo las distopías delirantes.
Así que tuve que vencer algunos prejuicios para ver esta serie que todo el mundo comenta y/o alaba. Y coincido con tus apreciaciones, Gustavo. Está buena, pero ahí nomás…
Excelente comentario sobre El Eternauta.
Gracias por el aire fresco sin frases gastadas.
Coincido en general con tus comentarios sobre la serie. Lo que realmente sorprende es que al parecer ni gastando millones de dólares se consiguen actores secundarios decentes en Argentina. Es un fenómeno histórico y para mi siempre inexplicable. Esos personajes de tres o cuatro líneas que suenan forzados y rompen la mínima suspensión de incredulidad que habían logrado hasta ahí.
Me gustó la serie y su "no politización" bien por Stagnaro! Lee me encantó. Soy team Federer así que chapeau por las chicas! Un abrazo.