Súper entusiamado con Sinners, me centré en la película y en su música. Después, presten atención a la oferta de libros y revistas que publicamos el viernes. Después, pongan una moneda mensual, no los va a sumir en la pobreza y a nosotros nos da mucha felicidad y la posibilidad de seguir creciendo.
Sinners (Ryan Coogler, Max)
Antecedentes
Existe una leyenda que dice que el músico negro Robert Johnson hizo un pacto con el Diablo en un cruce de caminos cerca de Clarksdale, Misisipi. Según esta historia, Johnson no era un gran guitarrista, se sentía frustrado por su falta de capacidad, desapareció durante un año entero y volvió convertido en un fenomenal instrumentista. El mismo dejó correr el rumor de que en ese período tuvo un encuentro con el Maligno, al que le dio su alma a cambio de la destreza guitarrística. Johnson murió a los 27 años, en 1938, inaugurando una lista de artistas relacionados con el rock que fallecieron a esa edad. La lista incluye a Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, entre otros. Su muerte fue misteriosa (se supone que fue envenenado por el amante de su esposa) y el lugar donde fue enterrado no está identificado. Robert Johnson es una leyenda musical envuelta en una leyenda a secas.
Obviamente, la espectacular escena en el cruce de caminos ha sido objeto de recreaciones. El propio Johnson tiene una canción llamada "Crossroad" que ha sido reversionada numerosas veces, incluyendo a Eric Clapton y su grupo Cream. El cine la hizo suya en 1986, con el mismo título, Crossroads, de la mano del gran director Walter Hill, con Ralph Macchio (Karate Kid) como un joven guitarrista blanco que busca la verdad de la leyenda del pacto fáustico. El final de la película es un espectacular duelo de guitarras con el representante del Diablo, interpretado por el veloz y carismático Steve Vai.
A pesar del memorable final, la película de Walter Hill me provocó en su momento (¡hace cuarenta años!) cierta decepción. Era la mejor época del director, luego de filmar fábulas maravillosas y llenas de música como Los guerreros (1979) y Calles de fuego (1984). Sin querer pasarme de políticamente correcto, Crossroads, la película, pecaba de ser "demasiado blanca", sin reflejar la variedad, potencia y calidad de la música que los negros construyeron a lo largo de dos siglos de sufrimiento en el Delta del Misisipi. Era una fantasía blanca sobre el misterio negro.
Sinners
Así es como llegamos a Sinners, película orgullosa de su negritud, llevada adelante nada menos que por Ryan Coogler, autor de Black Panther y Wakanda Forever, la fantasía Marvel de un territorio negro en el corazón del Africa, puro de toda pureza. Suena un poco racista porque probablemente lo sea. En todo caso, Coogler toma la leyenda de Robert Johnson y la extrapola salvajemente, cambiando la presencia demoníaca por el mito vampírico, con todos sus elementos básicos: la inmortalidad, la sensibilidad a la luz, el rechazo al ajo, la muerte por una estaca de madera en el corazón y la necesidad de ser invitados para poder ingresar a un lugar.
El relato comienza con la historia de dos hermanos gemelos, ambos interpretados por Michael B. Jordan, quienes, luego de hacer fortunas trabajando en Chicago para Al Capone, vuelven a su Clarksdale natal para poner un boliche musical para negros, en épocas del Ku Klux Klan y de plantaciones de algodón como única perspectiva laboral. Los hermanos, ahora con dinero de sobra, quieren construir un espacio de libertad, con música, comida y bebida abundante. En el trayecto, ambos se reencuentran con sus respectivas exparejas, multiplicando así los temas y los personajes. Sobre esa grilla se desarrolla un relato que no tiene miedo de pasar de un género a otro, sin transiciones, usando todos los elementos de la historia del cine. Hay homenajes extraordinarios a maestros del género, como John Carpenter, recreando una escena memorable de La cosa (1982) con el ajo como elemento dramático central.
Hay también extravagancias musicales, desvergonzadas, que pueden afectar almas sensibles, usando anacronismos flagrantes, pasando por diversos géneros musicales en una misma canción, usando la historia de la música negra del último siglo, desde los spirituals evangélicos hasta el rap y el hip hop, pasando predominantemente por el blues. Yo encontré esa impudicia muy refrescante, liberadora. Los malos, la turba vampírica, son obviamente blancos, liderados por un irlandés, quienes también cantan y bailan, agregando matices a la paleta sonora de la película. El disparate de ver a una multitud de vampiros bailando al estilo irlandés (sin movimientos de la cintura para arriba) el clásico "Rocky Road to Dublin", es uno de los grandes momentos de la película.
Sinners es una fiesta del cine y de la música, una borrachera incontrolable de fantasías, cuidadosamente engarzadas unas con otras. Si uno se entrega al pastiche, va a disfrutar de un espectáculo sencillamente único.
Y, desde ya que nos tiramos de cabeza a la banda de sonido de Sinners, con toda la variedad que habíamos disfrutado en la película, desde los spirituals y blues a las baladas irlandesas, con apariciones sorpresivas (no se la ve en la película) de la gran Rhiannon Giddens (de la cual habrá que hablar en algún momento). Mención especial para el actor inglés Jack O'Connell con excelentes capacidades vocales para las irish ballads.
El libro de la yerba mate (Christine Folch, Fondo de Cultura Económica)
Magnífica historia del mundo a través del mate. Desde los pueblos originarios y la era colonial a su globalización. El secreto de cómo se sembraba la yerba, que los jesuitas en sus misiones convirtieron en negocio global, llevó a luchas y aventuras personales, como la de nuestro amigo Aimé Bonpland, preso durante veinte años en Paraguay por el dictador Francia. Hay mil historias en este libro con apariencia de estudio académico pero que se lee como una atrapante novela. ¿Sabían que el mate no es la única bebida que sale de plantas como la Ilex? Hay dos más, lean y sabrán.
Conversamos con Christine en Leer y comer, por El Observador 107.9, simpatiquísima y muy versada.
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Muy activa la semana de Maxikiosco con dos entregas y una superoferta.
El martes lo tuvimos al Sabelotodo explicándolos la magia del theremin. No sólo sugiero fuertemente que lean la entrega, que es interesante, sino que le den play a los videos para que puedan apreciar algo realmente sorprendente.
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El viernes, con mucho éxito, ofrecimos a precios sorprendentemente accesibles, ejemplares de mi libro en coautoría Progresismo, el octavo pasajero y colecciones de la revista El Amante. Aprovechen que es hasta que nos mudemos.
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La sede Boedo de Maxikiosco se muda y tiene que liberarse de cosas. ¡Y las cosas hermosas de las que nos tenemos que desprender! Tenemos la colección completa (o casi) de la revista El Amante y tenemos una buena cantidad de ejemplares del libro Progresismo. El octavo pasajero
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Muy bueno como siempre. Yo disfruté mucho de Sinners, por la música y lo irreverente del multigénero, a diferencia de muchos críticos que la mataron por pastiche o por woke o lo que sea. Todo el resto excelente. Abrazo desde la Patagonia!