En el 2022, para la edición número 94 de los Oscars, la Academia tomó la decisión de no transmitir en vivo ocho de las veintitrés categorías premiadas. Cortometraje documental, maquillaje y peinado, banda sonora original, diseño de producción, cortometraje animado, cortometraje live-action, sonido y edición serían grabados una hora antes del programa. Esto era para dejar más lugar para “momentos de comedia, clips de películas y momentos musicales.” A pesar de cortar ocho categorías enteras del evento, la transmisión igualmente duró tres horas y cuarenta minutos.
Naturalmente, dentro de la industria hubo un auténtico revuelo con esta decisión. Más de 70 miembros de la industria (desde Spielberg hasta Cameron) se mostraron en contra de que ocho categorías (la mayoría de las cuales son categorías técnicas, además, no obras terminadas como los cortometrajes) sean relegadas a ser “ciudadanos de segunda”.
Yo, Francisco Noriega, estaba especialmente indignado por la decisión porque le he dedicado mi vida académica y profesional a la edición. Me gustan muchas cosas y me gustaría ser muchas otras más, pero acepto que, antes que cualquier otra cosa, soy editor.
Y, aún así, cuando comunicaba mi indignación a la gran mayoría de mis amigos, descubrí que muchos no saben exactamente qué es lo que hace un editor.
Montage
Cada área del cine, cuando quiere justificarse a sí misma, tiene el desafío de explicar sin mucha vuelta qué es lo que hace sin que parezca, al mismo tiempo, que es una pelotudez. El editor, en concreto, corta y pega. Junta todos los pedazos de película que se filmaron, los pone uno atrás del otro, descarta las tomas malas. Qué tanto lío. Y, sin embargo, me veo en la obligación de decir que
*El montaje es el momento más importante en la realización de una película*
Voy alternando entre decir edición y montaje. El primer término es el más común, pero creo que el segundo es el más preciso. “Editar” implica corregir algo que ya existe. Sacar las partes innecesarias, condensar, acomodar la estructura. Un trabajo muy importante y necesario, desde ya. Pero “montar” me hace pensar más en, a partir de distintos elementos pre existentes, levantar algo nuevo. Como una puesta en escena en teatro, montar una película es mucho más que corregir los problemas que se encuentren desde el guión o el rodaje. Montar una película implica hacerla por completo. Todo lo anterior es fundamental, por supuesto, no hay nada para montar si no hubo rodaje y no hay nada para filmar si no hubo guión, pero todas las decisiones que se tomaron en guión y rodaje serán puestas en crisis en el momento de la edición.
Ladrillos en la pared
Las películas se suelen filmar con una sola cámara y en desorden. El plan de rodaje está organizado alrededor de la disponibilidad de las locaciones, de los actores, del clima, de la hora del día, de muchas otras cosas antes del lugar que ocupa una escena en el guión. Es perfectamente posible que el primer plano filmado de una película sea el correspondiente a la última escena de la historia. Si la escena es un diálogo entre dos personas, por ejemplo, primero se va a filmar a una de las dos personas diciendo todas sus líneas de diálogo varias veces (decenas de veces, incluso) y recién entonces se filmará a la otra persona, que también repetirá decenas de veces sus líneas. Esto será así con cada cosa que se filme.
El editor deberá mirar todas esas tomas, una atrás de otra, y decidir cuál es la mejor toma para cada caso. Después, deberá armar la escena con esas mejores tomas, dictando el ritmo del diálogo según su criterio, según lo que él (siguiendo la idea original del director y, a veces, proponiendo alternativas) considere mejor para el drama. El editor, con las mismas imágenes, puede armar una escena dinámica y veloz o una aburrida. Puede inventarle pausas al diálogo que en el rodaje no existieron. Según la toma que elija de cada línea de diálogo puede darle un tono irónico, de comedia o más serio. Armar una escena es como hacer una pared de ladrillos, pero todos los ladrillos tienen formas distintas y todos pueden encajar entre sí de distintas maneras.
Bigger picture
El editor trabaja sobre dos grandes áreas del montaje. Una es el corte fino, el corte de plano a plano. La otra, la más difícil, es la estructural. El editor piensa la película integralmente, como una sola cosa, gigante y compleja. La película tiene su ritmo general, un tono, una estructura, una manera de pasar (o no) información. Todo eso es trabajado por el editor. Si simplemente se pusiera un plano atrás del otro siguiendo la cronología del guión, quedaría una película sosa e inmirable.
A pesar de que la película tenga un guión completo de principio a fin, en el pasaje de la hoja escrita al mundo real suceden cosas extrañas. Lo que existía solamente en la imaginación del guionista ahora es reinterpretado e incluso violentado por cientos de otras personas, incluídos los actores, el director, el productor. El editor recibe un material de rodaje caótico y con vida propia, una vida que excede completamente lo que fue escrito originalmente. De repente, escenas enteras, vistas en el contexto general de la película, se revelan como redundantes y son eliminadas. O, de repente, el editor advierte que es mejor que cierta información no sea dada al espectador para construir un misterio que no existía originalmente. También la inversa: la trama se revela como confusa y es necesario pasar información antes para que el espectador pueda acompañar los acontecimientos. Entonces el editor, con el rodaje terminado, puede aconsejar que se filmen algunos planos nuevos. Puede pedir, por ejemplo, que se filme un plano del arma dentro de la cartera del principal sospechoso del asesinato, porque la revelación de ese personaje como el culpable es excesivamente sorprendente y se percibe como inverosímil.
Final
Se dice que Miguel Ángel, al presentar La Piedad, dijo que la escultura ya estaba dentro de la piedra y que lo único que él había tenido que hacer era eliminar el mármol que sobraba. Montar una película es un poco eso. Dentro de todo el material que el editor recibe hay una película y el deber del editor es encontrarla. En ese proceso utiliza su propio criterio y subjetividad. Por lo tanto, en ese material hay, al menos, tantas películas posibles como editores, y ninguna es necesariamente mejor que la otra.
Los grandes cineastas le bajan el precio a su trabajo, lo cuentan en términos casi pragmáticos. John Ford no hacía arte, hacía Westerns como un carpintero hace mesas. Las sabe hacer y ya. Pero, a pesar de esa postura estoica (que admiro y prefiero), hacer cine tiene un componente mágico y extraño. La diferencia entre una película mala y una buena es clara y palpable, pero la diferencia entre una película buena y una obra maestra pertenece al orden de lo inexplicable. Encontrar la escultura dentro de la piedra implica conocimientos técnicos que se aprenden, pero también implica ser susceptible a advertir lo inadvertible. Eso hace un editor.
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¡Excelente! Queda más que claro que no es ninguna pelotudez, muy al contrario.
Excelente explicación Francisco! Sinceramente, tenía una idea muy equivocada de lo que era ser editor. Sobre todo, ignoraba la incidencia de la edición y el montaje sobre el producto final. Si la intención de tu columna es explicar los aspectos técnicos de las cosas para que el lector promedio los entienda, hiciste un muy buen trabajo. Saludos.