Hola, Gustavo. Hay un fragmento de tu nota que he copiado y guardado, desde “no puedo evitar….” hasta “…arrojados a la barbarie”, porque contiene una reflexión muy sentida y bien escrita, que por supuesto comparto.
Respecto a la lectura, como soy mayor, tengo recuerdos anteriores, de contextos y circunstancias diferentes. En mi niñez y adolescencia, décadas del 50 y 60 (Perón, Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Illia, Onganía, Levingston, Lanusse, ¡pavada de inestabilidad!), se leía desaforadamente. No sólo libros sino diarios y revistas. En mi casa (no había tv) compraban semanalmente Leoplan, Selecciones, Vea y Lea, O Cruzeiro, Rico Tipo, Vosotras, Para Ti, El Gráfico, Goles, Pato Donald, Patoruzito, Billiken, Hora Cero, Frontera y hacia el final de ese período se agregaron o reemplazaron a otras, Tía Vicenta, Panorama, 7 Días, Gente, Primera Plana, Confirmado… Y eventualmente algunas otras como Life, Así, D’Artagnan, Intervalo… Y dos diarios, uno de Bs As (primero El Mundo, luego Clarín) y otro local de Río Cuarto (El Pueblo, La Calle). Hoy miro hacia atrás y descubro nostálgico que, debido a internet y a la inflación, hace varios años que no compro ninguna revista.
La década de los 90, tuvo una cierta estabilidad económica, tuvo la fiebre del “deme dos”, del “un dólar, un peso”. Pero en mi memoria ese período se caracteriza no por eso -que como quedó demostrado fue algo pasajero y sin sustento- sino por una sucesión de hechos con diferentes grados de violencia y de impunidad que, aún hoy tres décadas más tarde, están abiertos.
1990/1992: “ramal que para, ramal que cierra” y la Argentina se quedó sin trenes para siempre.
1991/1995: venta secreta e ilegal de armas a Croacia, Bosnia y Ecuador, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1992: atentado a la Embajada de Israel, 22 muertos y 242 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1994: atentado a la AMIA, 85 muertos y 300 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1995: muerte de Menem Jr y su copiloto, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1995: atentado en Río Tercero, 7 muertos y 300 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
Pero, ahora que nuestra nueva López Rega ha entronizado a Menem como un prócer, esos “detalles” se van borrando, los noventistas reemplazan a los setentistas, y la década del 90 resurge como el paraíso perdido.
Hola, Eduardo, como bien digo en la nota, no era mi intención hacer un balance del menemismo sino apreciar las posibilidades del país cuando no está inmerso en una crisis económica permanente. Así que tus ejemplos de los 60, que también viví, son válidos, una época cultural muy rica sin estar pendientes de la cotización del dólar o de la inflación. Abrazo!
Si en el rock hay nombres a los que citar (cosa que podría deberse también a la edad de madurez de esos artistas), en el jazz fue clarísimo lo que consiguió la estabilidad económica: una cantidad enorme de músicos que se formaron afuera y que, al regresar, produjeron ebullición, a tal punto que en los 2000 se creó la orientación de jazz en el conservatorio, una sucursal de Berklee en Buenos Aires. La cátedra de contrabajo renació. Y ni hablar de la calidad de la música en vivo que pudimos escuchar.
Muy buen artículo Gustavo. Solo dos humildes aportes (deben haber muchos más, de seguro): a) Creo que los mejores discos de Los Redondos son de los '80 y b) El gran y malogrado escritor Salvador Benesdra, escribió la que para muchos es la mejor novela de esa década (los '90) como fué "El traductor". Indispensable. Te mando un abrazo. M.
Noooo, me olvidé de El Traductor, mi novela favorita! Bueno, no quise hablar de literatura porque sabía que me iba a comer cosas importantes. Gracias por leer y comentar!
Algo similar a lo de Kenneth Clark le hacen decir a Alfredo de Wessex en The Last Kingdom.
Hola, Gustavo. Hay un fragmento de tu nota que he copiado y guardado, desde “no puedo evitar….” hasta “…arrojados a la barbarie”, porque contiene una reflexión muy sentida y bien escrita, que por supuesto comparto.
Respecto a la lectura, como soy mayor, tengo recuerdos anteriores, de contextos y circunstancias diferentes. En mi niñez y adolescencia, décadas del 50 y 60 (Perón, Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Illia, Onganía, Levingston, Lanusse, ¡pavada de inestabilidad!), se leía desaforadamente. No sólo libros sino diarios y revistas. En mi casa (no había tv) compraban semanalmente Leoplan, Selecciones, Vea y Lea, O Cruzeiro, Rico Tipo, Vosotras, Para Ti, El Gráfico, Goles, Pato Donald, Patoruzito, Billiken, Hora Cero, Frontera y hacia el final de ese período se agregaron o reemplazaron a otras, Tía Vicenta, Panorama, 7 Días, Gente, Primera Plana, Confirmado… Y eventualmente algunas otras como Life, Así, D’Artagnan, Intervalo… Y dos diarios, uno de Bs As (primero El Mundo, luego Clarín) y otro local de Río Cuarto (El Pueblo, La Calle). Hoy miro hacia atrás y descubro nostálgico que, debido a internet y a la inflación, hace varios años que no compro ninguna revista.
La década de los 90, tuvo una cierta estabilidad económica, tuvo la fiebre del “deme dos”, del “un dólar, un peso”. Pero en mi memoria ese período se caracteriza no por eso -que como quedó demostrado fue algo pasajero y sin sustento- sino por una sucesión de hechos con diferentes grados de violencia y de impunidad que, aún hoy tres décadas más tarde, están abiertos.
1990/1992: “ramal que para, ramal que cierra” y la Argentina se quedó sin trenes para siempre.
1991/1995: venta secreta e ilegal de armas a Croacia, Bosnia y Ecuador, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1992: atentado a la Embajada de Israel, 22 muertos y 242 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1994: atentado a la AMIA, 85 muertos y 300 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1995: muerte de Menem Jr y su copiloto, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
1995: atentado en Río Tercero, 7 muertos y 300 heridos, rodeado de sospechas, encubrimientos e impunidad.
Pero, ahora que nuestra nueva López Rega ha entronizado a Menem como un prócer, esos “detalles” se van borrando, los noventistas reemplazan a los setentistas, y la década del 90 resurge como el paraíso perdido.
Saludos cordiales.
Hola, Eduardo, como bien digo en la nota, no era mi intención hacer un balance del menemismo sino apreciar las posibilidades del país cuando no está inmerso en una crisis económica permanente. Así que tus ejemplos de los 60, que también viví, son válidos, una época cultural muy rica sin estar pendientes de la cotización del dólar o de la inflación. Abrazo!
Si en el rock hay nombres a los que citar (cosa que podría deberse también a la edad de madurez de esos artistas), en el jazz fue clarísimo lo que consiguió la estabilidad económica: una cantidad enorme de músicos que se formaron afuera y que, al regresar, produjeron ebullición, a tal punto que en los 2000 se creó la orientación de jazz en el conservatorio, una sucursal de Berklee en Buenos Aires. La cátedra de contrabajo renació. Y ni hablar de la calidad de la música en vivo que pudimos escuchar.
Buen aporte, petisa, gracias!
Muy buen artículo Gustavo. Solo dos humildes aportes (deben haber muchos más, de seguro): a) Creo que los mejores discos de Los Redondos son de los '80 y b) El gran y malogrado escritor Salvador Benesdra, escribió la que para muchos es la mejor novela de esa década (los '90) como fué "El traductor". Indispensable. Te mando un abrazo. M.
Noooo, me olvidé de El Traductor, mi novela favorita! Bueno, no quise hablar de literatura porque sabía que me iba a comer cosas importantes. Gracias por leer y comentar!