La última tentación de Cristo
Recordemos una vieja nota publicada en El Amante en 1992 que marida bien con la última Relación de Ideas.
En la última Relación de Ideas estuve comentando sobre la película de Martin Scorsese, Silencio, sobre la idea del silencio de Dios y mencioné que un antecedente cinematográfico de esa angustia existencial era la más explícita La última tentación de Cristo, del año 1988 y que ponía en pantalla el libro del mismo nombre de Nikos Kazantzakis. Recordé que muy tempranamente en El Amante escribí una nota un poco farragosa y rebuscada pero con bastante trabajo y algunas ideas sobre la película y las conclusiones teológicas que se podían sacar de ese ejercicio de imaginación. Todo de la mano de Borges, ese escéptico pero que también estaba enamorado de la historia del hombre que viene a redimir a la humanidad a través de un sacrificio. Bueno, acá les traigo la nota, publicada en el número 3 de la revista.
Borges y Judas
"Sólo dos seres en el mundo han sabido el secreto de Judas: Cristo y el Traidor". Giovanni Papini. Historia de Cristo
En el libro Ficciones de Jorge Luis Borges aparece el cuento "El milagro secreto". Allí, un escritor judío en la Praga invadida por los nazis de 1939 es condenado a morir por fusilamiento. Jaromir Hladík, desesperado por la inmediatez de la muerte le pide a Dios en la oscuridad de la celda que le conceda un año más de vida a fin de terminar su obra Los enemigos. En un sueño se le informa que el tiempo es concedido. Sin embargo, es llevado frente al pelotón de fusilamiento. En el momento en que se disparan las balas terminales el universo se detiene, los proyectiles, las gotas de lluvia y las abejas que proyectan su sombra sobre el piso, todo, excepto la mente de Hladík que comprende que tiene un año para completar obra. Sorprendido, resignado y finalmente agradecido, se dedica con la única herramienta de su memoria y su intelecto a finalizar la tarea. Cumplido el plazo y el objetivo, el universo reinicia su marcha, la lluvia vuelve a caer y las balas terminan con la vida del escritor judío.
Apenas pasando a la siguiente página del mismo libro encontramos "Tres versiones de Judas" donde Borges especula con el papel de Judas en la Pasión. El descenso del Hijo de Dios al mundo encarnado por Jesús para redimir al hombre no podría ser alterado por la intervención de un traidor contingente: el rol de Judas está por lo tanto tan divinamente prefijado como el del Señor. Borges, en boca de un teólogo imaginario, Nils Runeberg, recoge el desafío de imaginar ese rol y propone tres alternativas. La primera versión indica que el sacrificio divino de rebajarse a carne debía ser correspondido por uno similar por parte del hombre. Judas asume la representación de los hombres y se rebaja a delator. La segunda marca a Judas con un ascetismo extremo, renuncia no sólo a los placeres de la carne como los ascetas tradicionales, sino a los del espíritu; se hace delator para renunciar al reino de los cielos. La tercera es la más herética imaginable: el sacrificio, arguye, debe ser perfecto y no limitarse a una tarde en la cruz. Dios debía hacerse hombre pero "hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo". La encarnación fue en Judas, entonces, y no en Cristo.
Por algún extraño motivo Borges une estas dos ficciones. No sólo en la contigüidad física de las páginas: en una nota al pie de página de "Tres versiones ..." se habla de la obra Vindicación de la eternidad del escritor checoslovaco Jaromir Hladík. La unión no finaliza allí, estos cuentos fantásticos van a encontrar un eco impensado cuarenta y siete años después —con la mediación de la tediosa novela de Kazantzakis— en una película también fantástica: La última tentación de Cristo.
Scorsese y Cristo
"Acabada toda tentación, el Diablo se alejó́ de él hasta un tiempo oportuno". Le. 4,13
Por derecho propio la historia del Dios que se hace carne para sacrificarse y de esa manera redimir al hombre es una de las más bellas historias fantásticas jamás contadas (esta calificación genérica es totalmente irrelevante al hecho de que se la acepte como acto de fe o no). La película de Scorsese incorpora a esta historia otros elementos de la iconografía del más puro cine de horror fantástico: Jesús hundiendo sus manos en el pecho y sacando Su corazón parece un extracto de Videodrome de David Cronenberg y la resurrección de Lázaro es mostrada con la evidente y sistemáticamente eludida, en las versiones anteriores, hediondez de un muerto de tres días y el color verde de su rostro-- con la estética de La noche de los muertos vivos en cualquiera de sus versiones. Otro elemento es la última tentación ideado por Nicos Kazantzakis en la novela que sirvió de inspiración a ]a película y que analizaremos posteriormente.
Esta polémica película no ha sido exhibida en los cines de nuestro país ni editada en video por Obvias Razones relacionadas con la influencia de quienes Ustedes Ya Saben, lo que nos obliga a detenernos en el argumento. El film consta de dos héroes y de tres partes. Un héroe es irresoluto, torturado y débil: su nombre es Jesús. El otro —eco de las interpretaciones de Borges— es duro e inflexible, dispuesto a jugar su papel aunque el precio final sea la infamia eterna: Judas.
En la primera parte vemos a Jesús (WiIlem Dafoe), un humilde carpintero de Nazareth, sufriendo horribles pesadillas: una voz le dice insistentemente que es el hijo de Dios. Jesús, aterrorizado, no sabe si el que le habla es Dios o el Diablo. Le teme más a la primera posibilidad ya que le augura un terrible destino. Para desairar a Dios y hacerse indigno de El se hunde en la ignominia al trabajar para los romanos construyendo las cruces en las cuales son atormentados sus hermanos judíos. Judas (Harvey Keitel), un revolucionario, lo desprecia al igual que el resto de los pobladores. Debe matarlo por decisión de la organización a la que pertenece, pero la sumisión de Jesús lo desarma. En la primera de las tres escenas claves que tienen a Jesús y Judas como protagonistas el primero le hace prometer al revolucionario que lo mate si se aparta del camino. Cuál es el camino no queda claro excepto para Judas que sólo tiene en mente la revuelta contra los romanos. Aparentemente convencidos de la condición divina de Jesús, salen a caminar y a pescar almas juntos dando comienzo a la segunda parte, la que más fácilmente identificamos con los Evangelios. Jesús es bautizado por Juan, va al desierto, resiste tres tentaciones —representadas por una serpiente, un león y el fuego que le dice como despedida "ya volveremos a vernos"—, regresa con los apóstoles, sana a un ciego y resucita a Lázaro. Cambia la prédica del amor por la del hacha, lo que lo lleva al templo a expulsar a los fariseos. Segundo punto de inflexión: la revolución está al alcance de la mano pero cuando todos esperan la señal de Jesús para iniciar el motín, éste se retrae. Conversa con Judas y le explica que ya sabe que su destino no es la muerte por la espada —en la lucha contra los romanos— sino en la cruz: Judas debe entregarlo a los romanos. "Soy el sacrificio, sin ti no habrá redención". Le explica que Dios le encomendó morir en la cruz porque es el más débil de los dos, el rol más difícil, el de la delación, es para el más fuerte. En la escena más conmovedora de la película, Judas, que ama a su amigo, llora amargamente. En el madero, entre el vocinglerío de la masa y las más atroces torturas, comienza la tercera parte. Jesús pregunta desesperado a su Padre por qué lo ha abandonado. Una niña de aspecto angelical parece ser la respuesta. Se le presenta como su Angel Guardián y lo baja del madero. Le cuenta que en realidad no es el Mesías, que no debe sufrir más y, Ilevándolo a una tierra verde y florecida, le muestra su propia boda con María Magdalena. Jesús, aliviado, comienza su vida como hombre. Lo vemos vivir maritalmente, enviudar, casarse nuevamente y tener relaciones con su cuñada bajo la incitación de su Angel Guardián que le dice que todas las mujeres son una con distintos rostros. Una tarde, de paseo escucha a un predicador hablando de la resurreción de Jesús, tres días después de morir crucificado. Se trata de Pablo (Harry Dean Stanton), quien había aparecido en la segunda parte como un judío perseguidor de católicos que asesina a Lázaro para que los milagros de Jesús no se interpongan en el camino de la rebelión. Jesús se le aproxima y le dice que eso era mentira, que él no era el Mesías y no había resucitado. A Pablo esta revelación no le afecta en lo más mínimo; mientras sirva a sus objetivos revolucionarios, la verdad histórica de Jesús le es indiferente. Finalmente vemos a Jesús viejo y enfermo, a punto de morir. Lo visitan sus antiguos apóstoles excepto uno que queda fuera de la casa, Judas. "Está muy enojado", le advierten. Judas entra a la casa gritándole "Traidor". El sacrificio gigantesco de Judas no fue correspondido por Jesús. Cuando éste trata de contarle que el Angel le explicó que no era el Mesías y que podía vivir tranquilamente como un hombre, Judas lo ilumina con la terrible verdad: el Angel Guardián no es otro que Satán que lo hizo sucumbir en la última tentación. Enmarcado por la despiadada persecución de la que son objeto los judíos, Jesús se arrastra y le pide a Su Padre que le dé una chance de volver atrás y aceptar su sacrificio. El pedido es concedido, aparece un rejuvenecido Jesús nuevamente en la cruz. Dice "Se ha cumplido" y muere.
Cristo, Judas y Volver al futuro
"Luego, habiéndose cometido muchos pecados después de la pasión de Cristo, y cometiéndose todos los días, parecería que por la pasión de Cristo no hubiésemos sido librados del pecado". Santo Tomás de Aquino, Suma teológica, t. XVI. Cuestión XLIX, arto 1, 3
Hay un subgénero de la literatura fantástica que se conoce como ucronía. Se refiere a los relatos en los que se desarrolla una historia agregándole "qué habría pasado
si ...". Por ejemplo "qué habría pasado si Hitler hubiera ganado la segunda guerra mundial" o "qué habría pasado si EE.UU. no se hubiera independizado de Gran Bretaña". Tiene un cierto parentesco con los problemas planteados en las narraciones en las que aparecen viajes en el tiempo hacia el pasado. En éstos la pregunta es "qué consecuencias tendría para el futuro (nuestro presente) la actividad del viajero en el tiempo". Ejemplo de esto es el viaje de Volver al futuro donde Marty debe unir a quienes serán su padre y su madre a riesgo de desaparecer si falla en su intento. Logra su cometido pero con tanto empeño que cuando vuelve al presente su padre, que él recordaba tímido y torpe, es un audaz y desenvuelto señor.
En La última tentación de Cristo encontramos un caso de ucronía combinado con un viaje en el tiempo. Lo que vemos en la tercera parte es "qué habría pasado si Jesús hubiera sido tentado una vez más en la cruz y hubiera sucumbido". Todos suponemos que esto en realidad no sucedió ya que los Evangelios nos cuentan que las tentaciones fueron tres y se propusieron en el desierto. Lo curioso es que los datos históricos que nos muestra la ucronía de Martin Scorsese concuerdan con lo que conocemos que realmente sucedió. Saulo de Tarso (o Pablo), luego San Pablo, contemporáneo de Jesús, fue un judío fariseo que se dedicó en Jerusalén a perseguir a los cristianos por considerarlos herejes de la verdadera religión. En la segunda parte lo vemos reclamándole a Judas por no haber matado a Jesús y luego asesinando a Lázaro. Entre los años 33 y 36 tuvo, camino a la ciudad de Damasco, la revelación de Jesús resucitado. Allí se convirtió al cristianismo, comenzó su tarea evangelizadora y por la sistematización que hizo de la nueva doctrina se lo considera el primer teólogo y el más grande propagandista del cristianismo. Eso es lo que vemos en el último tercio del film donde predica a los pobladores y discute con Jesús desestimando la importancia de la verdad histórica de su resurrección. La persecución a los cristianos y la feroz represión de los romanos a las revueltas judías refuerzan la creciente sospecha de que estamos ante un mundo bastante parecido al nuestro.
Ahora bien, si lo que vemos como ucronía es lo que realmente sucedió, podemos preguntarnos legítimamente qué modificación causó al mundo el hecho de que Jesús sucumbiera ante una última tentación. Como no advertimos cambios entre ese universo de fantasía y el que actualmente conocemos, sólo caben dos posibilidades:
o lo que nos muestra la película es que el universo en que Jesús sucumbe es igual a aquel en el cual El no es tentado o, lo que es teológícamente más inquietante, el universo en que vivimos es el resultado del fracaso de la redención. En ese caso la pregunta ucrónica sería: ¿cómo sería el mundo en donde Jesús nos hubiera redimido del pecado original?, ¿acaso sería un mundo sin guerra, hambre, miseria,
pestes, intolerancia y odio?
En la película de Scorsese a Jesús se le permite otra oportunidad. No es un milagro secreto como el que benefició al escritor checo Jaromir Hladik que pudo morir pensando "se ha cumplido" sin que el mundo que lo rodeara se diera por enterado o se modificara en lo más mínimo. La vuelta de Jesús a sus treinta y tres años, a la cruz, no se limita al cumplimiento de un plan personal sino que es la posibilidad de redención de la humanidad.
En el libro de Kazantzakis toda la tercera parte es reducida al subjetivismo del moribundo Jesús que nunca dejó de estar en la cruz e imaginó en su última agonía
toda una vida como hombre —como en el cuento "Un puente sobre el río Owl", de Ambrose Bierce—. En la película, plena de planos objetivos, la realidad de la defección de Jesús es innegable. Pero finalmente Cristo es obsequiado con un viaje en el tiempo para poder cumplir su misión divina y crear un mundo nuevo donde el hombre fuera redimido. Habría sido lindo conocer ese mundo.
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Me sorprendió q te pareciera una idea bella el sacrificio por toda la humanidad. Yo lo veo como algo horroroso. Finalmente ese acto desrresponsabiliza al ser humano de sus acciones y solo queda el sentimiento de culpa. Pero está claro q esa idea ganó los corazones de la mayoría. Yo debo ser una rara avis