Bienvenidos al Sabelotodo número cuarenta y seis. ¿Quién hubiera dicho que esto podría durar tanto? Si llegamos al número cincuenta les invito una cerveza a todos. Pagan ustedes.
Me llena de orgullo anunciar que esta edición del Sabelotodo cuenta con la participación especial de Bob Dylan.
Dust to digital
Dust to digital es una cuenta de Instagram. Una publicación típica de DtD es un carrete de diez videos, todos relacionados a la música, pero cada uno mostrando algo especial, particular, casero y/o extraño. Es más fácil (e interesante) mostrarlo que explicarlo. Este es un ejemplo.
Además de esos compilados, también suben mucho material de archivo. Hace un par de años compartieron este video de Townes Van Zandt tocando Pancho and Lefty en su cocina. (La presenta como “un medley de su hit”). Yo, a pesar de saberlo todo, no conocía la canción ni a Townes Van Zandt. Se lo compartí a mi padre, doctor en Música Country, y me dijo “Townes es un gigante de la música”.
Escuchen la canción y seguimos.
La filosofía de la música moderna
Mis queridos amigos Constanza y Rodrigo (afamado creador de El buen poema) me regalaron este libro espectacular.
El libro salió en el 2022 y tiene el privilegio de ser el primer libro de Dylan después de ganar el Nobel de literatura. La edición es preciosa. Son sesenta y seis capítulos, cada uno un pequeño ensayo alrededor de alguna canción. La selección es diversa: desde Jesse James (una canción folk tradicional, de esas cuya autoría es desconocida) hasta, por ejemplo, London Calling de The Clash. (En realidad, London Calling es un ejemplo tramposo: la mayoría de las canciones son pre British invasion. Tiende más al R&B, folk, country, rock and roll clásico). Es un libro que invita a ser leído de a poco, cada tanto, escuchando la canción correspondiente antes y después de cada capítulo. Dylan escribe con personalidad y poesía. Muchas veces, también, inventando. Fiel a su propio mito, nunca explica el criterio con el que eligió cada canción. Realmente una de las personas más importantes de todos los tiempos.
Acá hay un fragmento sobre Bobby Darin, en el capítulo dedicado a Beyond the sea:
Esta es una canción francesa, escrita por Charles Trenet, prácticamente intraducible. Es sobre el mar y todas las cosas que representa. Bobby Darin podía sonar como cualquiera y cantar cualquier género. Era más flexible que cualquier otro de su época. Podía ser Harry Belafonte. Podía ser Elvis. Podía ser Dion, podía ser un cantante de calipso, un cantante de bluegrass o de folk. Podía ser un cantante de rhythm and blues. El tipo podía ser cualquiera, o nadie. Pero este es el tema con los camaleones: si no los ves cambiando de color, son un lagarto común y corriente. Su singularidad reside en su naturaleza transformativa. Así que, en realidad, Bobby Darin era más que un camaleón, porque cada uno de sus disfraces lo habitaba con vigor y entusiasmo. Incluso en reposo vibraba con talento.
A lo mejor se entregaba completamente en cada performance porque no esperaba vivir tanto como para guardarse cosas. A pesar de haber muerto demasiado joven, su corazón debilitado por una fiebre reumática, vivió mucho más de lo que los doctores esperaban. Cada una de sus canciones fue cantada como si fuera la última que cantaría.
Mientras buscaba algo interesante para escribir en el número cuarenta y seis del newsletter quincenal Sabelotodo, encontré que uno de los capítulos era, justamente, sobre Pancho and Lefty. Lo leí y decidí que no tenía sentido parafrasearlo o inventar algo más de lo que el propio capítulo es. Para compensar el esfuerzo de estar robando un texto entero de un libro (de un libro de Bob Dylan), lo traduje yo mismo, con mis manos y mis ojos, en lugar de pedirle a un robot que lo haga por mí.
Pancho and Lefty, escrita por Townes Van Zandt
Por Bob Dylan
Una parte importante de escribir canciones es editar. Destilar las ideas hasta que solo quede lo esencial. Los escritores novatos se suelen esconder detrás del ornamento. En muchos casos, el arte está en aquello que se omitió. Como dice el proverbio, un iceberg se mueve con gracia porque su mayor parte está debajo de la superficie.
Dicho esto, es profético que John Townes Van Zandt haya abandonado su prosaico nombre de pila y acortado su identidad a una sucesión de sílabas inolvidables.
Townes nació como una pieza rectangular en un rompecabezas circular. Trató de encajar en el esquema de su familia adinerada convirtiéndose en abogado como su padre. El amor por Elvis Presley y diversos estupefacientes arruinaron esos planes. Las continuas batallas contra la depresión y la adicción lo encerraron en sí mismo y le estrujaron canciones oscuras de las entrañas de su tristeza. Diagnosticado con depresión maníaca, Townes fue tratado con terapia de shock y dosis masivas de insulina. Esos tratamientos destruyeron fragmentos de su memoria. Quizás eso es lo que le da a sus canciones esa sensación esquelética y distante.
La escuela y el ejército no tenían lugar para un alma poética golpeada y resquebrajada, y los sueños de convertirse en Elvis Presley fueron reemplazados con amor por las canciones tristes de Hank Williams. Townes bebió y divagó. Texas estaba llena de músicos de los que aprender. Guy Clark, Gatemouth Brown, Jerry Jeff Walker, Butch Hancock, Doc Watson, Lightnin' Hopkins, Mickey Newbury y Willie Nelson. Newbury lo llevó a Nashville, donde le presentó a Cowboy Jack Clement, un hombre que, habiendo producido a Jerry Lee Lewis, estaba a gusto con personalidades turbulentas. Así empezó un prolífico pero finalmente desastroso capítulo en la vida de Townes. Acusaciones, demandas y cintas originales borradas completamente.
Una manera de juzgar a un autor es según qué cantantes cantan sus canciones. Townes tiene a varios de los mejores: Neil Young, John Prine, Norah Jones, Gillian Welch, Robert Plant, Garth Broks, Emmylou Harris y cientos de otros. Otra manera de juzgarlo es si sus canciones son cantadas aún hoy. Las de Townes lo son. Todas las noches, en bares pequeños, en habitaciones solitarias, y en cualquier lado donde los corazones rotos ven las sombras crecer.
La peor parte de Pancho and Lefty es que puso suficiente dinero en el bolsillo de Townes para que él vaya y se llene de veneno. Murió en año nuevo. Igual que su ídolo, Hank Williams, cuarenta y cuatro años antes.
Pancho and Lefty fue grabada por Willie Nelson y Merle Haggard. Willie Nelson podía cantar la guía telefónica y hacerte llorar. También podía escribirla. Merle era similar. Willie, antes de ser músico, era vendedor ambulante de Biblias. Si su voz cantante es indicio de su magnetismo personal y honestidad, entonces debe ser responsable de la mitad de las Biblias vendidas en los Estados Unidos.
Una historia de bandidos con dos figuras centrales. Un bravucón revolucionario, Pancho, y el otro, un héroe relajado de voz dulce, Lefty. Están en los desiertos del viejo Mexico, camino a la nada. Pancho tiene un caballo tan rápido como un auto de NASCAR y Lefty no puede cantar el blues porque le arruinaron la boca, ya sea Pancho o los Federales. Apenas puede hablar.
Lefty se esconde y termina en la parte mala de Cleveland, en un hotel sucio, con treinta piezas de plata y una pistola para volarse la cabeza.
Pancho es un nene de mamá, indisciplinado y egocéntrico. Le enseñaron a hablar sobre cosas de las que no sabía nada. Pancho y Lefty son una pareja perfecta, pero ninguno de los dos encontró a su verdadero compañero en la vida.
La clase baja (el mundo honesto), los oprimidos, se cagan con Pancho. Él les exprime todo lo que tienen y los hace sufrir. Lefty es una especie de traidor. Los dos son ladrones inconformistas. El establishment aristocrático, la clase alta, los terratenientes, son demasiado fuertes para ellos, y las clases bajas no tienen nada de mucho valor, así que atacan a la clase media. Se aprovechan y explotan sus falsos valores, su materialismo, hipocresía e inseguridades.
Pancho también les provee el alcohol, las drogas y las prostitutas. Pancho es el Hombre. Eventualmente, rompe algún tipo de acuerdo con los Federales y su fin es inmediato. En otra vida, Pancho hubiera estado en los rodeos y Lefty en los escenarios de música country.Pancho y Lefty, dos reflejos el uno del otro. Ninguno de estos tipos sabía cómo hacer un escape exitoso.
Final
Dylan habla, específicamente, de la versión que grabaron Willie Nelson y Merle Haggard. La voz de Willie Nelson (como bien dice Bob) es única y maravillosa. Pero a mí me gusta más la versión de Townes Van Zandt. En aquel video, al principio de la nota, Townes la presenta con el carisma y la simpatía que tienen esas personas que esconden una tristeza inalcanzable.
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Qué lindo descubrir que Dylan escribe como el Sabelotodo: sabiéndolo todo, pero sin perder la elegancia.