Ya se habrá enterado usted, a esta altura de nuestra relación, de lo mucho que me gusta saber cosas. “Ahí va él, el Sabelotodo”, dice cuando me ve por la calle, demasiado intimidado como para estrecharme la mano (cobarde). Entonces se sorprenderá usted, querido lector, cuando se entere de que, más que saber todo, lo que más me gusta es no saber nada. Aquellas cosas que se resisten a ser explicadas, por mucho que uno intente. El misterio. No hay nada más maravilloso que el misterio.
(Estrécheme la mano si me ve por la calle, lector, pero con respeto y sin asustarme).
Let the mystery be
Curiosamente, el misterio es un elemento que pertenece más a la vida real que a la ficción. La ficción, en general, trata de darle orden a la vida. Muchas veces (casi siempre), el orden explica, resuelve. Y un misterio es, por definición, algo que no está resuelto. En la ficción casi no hay misterios puros porque, en general, estos se resuelven al final. Por ejemplo, en un policial. En un policial el misterio es transitorio, efímero, un elemento suelto dentro de otra cosa. Lo que a mí me gusta es el misterio real. Entiendo que estoy un poco a contramano. La gente, en general, recurre a la ficción precisamente para eso, para encontrar (entre otras cosas) resolución. Las pocas producciones que se animan a entregarse de lleno al misterio son pocas. Una de ellas, por ejemplo, es The Leftovers, que hemos mencionado y elogiado varias veces en estas páginas. En The Leftovers sucede algo inexplicable y terrible, de manera completamente arbitraria, que cambia el mundo para siempre. La serie se entrega al misterio, nunca explica por qué pasó lo que pasó y, así y todo, hay orden y resolución. El truco es que el orden y la resolución está dado desde lo emocional y no desde la razón.
(Otro que hace eso, aunque de manera un poco más oblicua, es David Lynch. Tanto en sus películas como en Twin Peaks no es tanto que haya un misterio a resolver sino que todo el mundo es misterioso. En los mundos de Lynch, la realidad en la que viven los personajes se parece más a los sueños que a la vida real. En ese sentido, Lynch hace algo de trampa, porque está casi establecido que lo misterioso no es algo a explicar sino, más bien, la fuerza que ordena al mundo. Entonces, inevitablemente la resolución del conflicto va a ir por otro lado.)
El creador de The Leftovers es Damon Lindelof, que antes había co-creado y escrito Lost, otra serie entregada al misterio. El gran atractivo de Lost eran, justamente, la acumulación de cosas inexplicables y misteriosas. El problema de Lost fue que se entregó a la presión de dar una explicación a todos esos misterios. El resultado, inevitablemente, fue (según la gente, yo no la terminé de ver) decepcionante. Con The Leftovers, Lindelof pareció haber aprendido la lección y encontrado el valor del misterio en sí mismo. No por nada la cortina musical de la serie es la canción Let the mystery be, de Iris DeMent. Cada capítulo empieza con esta especie de súplica: dejen al misterio ser. “No vengan acá esperando explicaciones”.
J.J.
Lindelof fue el co-creador de Lost. El otro creador del monstruo fue JJ Abrams. JJ tiene una charla TED bastante conocida en la que habla de la “mystery box”, la caja misteriosa. De chico, el abuelo lo llevó a una tienda de magia. Ahí, JJ compró la “mistery box”, una caja cerrada con un “?” bello y gigante en el frente y que adentro tenía el equivalente a quince dólares en trucos de magia. Por algún motivo, JJ nunca abrió la caja a ver qué había adentro. La guardó cerrada el resto de su vida (o, por lo menos, hasta el 2008, cuando dio la charla TED). Lo que dice JJ es que nunca la abrió porque así cerrada la caja representa “infinitas posibilidades”.
Dyatlov
El misterio puro es esquivo en la ficción. La vida real, en cambio, está repleta de misterios. Hay misterios inmensos y fundacionales, esos que genuinamente no tienen ninguna explicación, como el origen del universo. Otros, pequeños y puntuales, cuya respuesta jamás sabremos pero, a diferencia del origen del universo, existen. Los típicos casos policiales sin resolver. Uno de esos fue mencionado hace poco en la Agenda Personalísima por Gustavo Noriega (¡mi padre!). Es el caso del paso Dyatlov.
En 1959, nueve jóvenes pero extremadamente preparados alpinistas soviéticos desaparecieron en los Montes Urales. Cuando los encontraron, la escena era insólita e inexplicable.
Lo que descubrió el equipo de rescate fue que, en algún momento de la noche (cuando la temperatura estaba muy por debajo de los 0º), los jóvenes salieron a la intemperie prácticamente desnudos. La tela de la carpa mostraba indicios de haber sido cortada desde adentro. Seis murieron de hipotermia, otros tres por golpes físicos. Una de las víctimas había sufrido un impacto severo en la cabeza, dos en el pecho y otro tenía el cráneo fracturado. A dos de los jóvenes les faltaban los ojos, a otro la lengua y a otro las cejas. Cuando salieron de la carpa no fueron todos para el mismo lado, lo que sugiere (junto con que hayan salido desnudos y cortando la carpa con un cuchillo) que estaban en completo pánico, escapando de algo. La investigación que se hizo en esa misma época fue inconcluyente y el reporte explicaba el suceso con la frase (ya célebre para los versados en el tema) “fuerza natural conclusiva”. (En inglés es “compelling natural force”, que suena más misterioso todavía. Compelling podría significar conclusivo o convincente, es difícil de traducir en el mismo sentido, para mí. Igual, el reporte estaba en ruso, así que no sé qué hago mencionando la frase en inglés).
Las circunstancias que llevaron a un grupo de auténticos expertos a cometer semejante insensatez y sufrir muertes terribles son tan misteriosas y el reporte final tan poco convincente (¿compelling?) que a lo largo de los años se han esbozado un montón de explicaciones posibles, que van desde la simpleza de una avalancha hasta los infaltables ovnis. Hay un libro fascinante al respecto, Dead Mountain: The Untold True Story of the Dyatlov Pass que ofrece una explicación nueva, verosímil y extraña. Es del 2013. En el 2019, el gobierno ruso realizó una investigación nueva y llegó a su propia conclusión. No voy a replicar ninguna de las dos en estas hojas, porque yo elijo dejar al misterio ser.
Final
La búsqueda incesante del ser humano por entender todo, por encontrar todas las respuestas, es fundamental para la existencia de misterios. Mientras más respuestas tengamos, más valiosas serán esas cosas que se resisten a nuestra obstinada necesidad de saberlo todo. En su charla TED, JJ dice al pasar la frase “el misterio es más interesante que el conocimiento”. Yo creo que, en realidad, no es una competencia. Es una relación simbiótica. Un misterio es como un buen argumento: mientras más se lo ataca, mejor se vuelve. Mientras más se fracasa en explicar algo, más interesante es la ausencia de explicación. Esta es la “paradoja del misterio”. La acabo de inventar. Úsenla y denme crédito.
Nos vemos en dos semanas.
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Otra gran recomendación en plan misterio es FROM. Un pueblito al que una vez que entras nunca más salis y del cual te tenés que cuidar a la noche de unos monstruos que desean ver que tenés adentro...ahí lo tenés a Harold Perrineau (Michael en Lost) cómo sheriff de facto del susodicho enclave. Al menos no anda gritando "Waaaaallltttt..." Toda la serie... Muy, pero muy recomendable.
Buenas! Muy buena entrega, bah, como todas.
En cuanto al misterio, me aparecieron dos referencias durante la lectura, ambas a favor del misterio. La primera, el trompo de Inception, gran final en mi opinión.
La segunda, The Walking Dead. La serie comienza sin que uno sepa qué pasó que se llenó de zombies, lo cual resulta un motivo interesante para seguir viendo si en algún momento ese misterio se devela. Pero con el correr de las temporadas, ese misterio original directamente deja de importarles a los guionistas, que se ocupan de las relaciones humanas de los personajes y se alejan cada vez más del planteo del capítulo 1, donde un tipo se despierta y su ciudad se llenó de zombies. Dejaron el misterio de lado y fueron más allá. De nuevo, en mi opinión, gran error, la serie me cansó y no sé ni me interesa cómo terminó.
De todas maneras, el hecho de que un planteo haga pensar es para aplaudir, así que gracias!