Le quiero dedicar esta edición del Sabelotodo a mi amigo Matías Ceferino Araujo, que en cada oportunidad que tiene me dice que no entiende exactamente qué es lo que hago yo como editor, pero que igual me felicita por las cosas que comparto. No sé si Mati lee esto. De lo que sí estoy seguro es de que no colabora económicamente con Maxikiosco. ¿Y ustedes?
Adolescence
Hablemos un poco de esta serie. El entusiasmo por Adolescence parece tener dos patas: su “importancia” social y su destreza técnica. De la primera ya se encargó la Inspectora hace pocos días. Yo me quiero enfocar en la segunda. (¡Pero un poco, nada más! Esta nota, como su título indica, no es exactamente sobre Adolescence).
La destreza técnica de la serie viene de que cada uno de sus cuatro capítulos está filmado en un único plano continuo: sin interrupciones, sin cortes. Es lo que llamamos un “plano secuencia”. No todos los planos largos son planos secuencia ni todos los planos secuencia duran una hora. Tampoco es que esto sea una ciencia exacta, pero en general se podría considerar que un plano secuencia es aquel que contiene una unidad narrativa. Por ejemplo, una escena entera. ¿Y qué es una escena? Cuántas preguntas. No me dejan avanzar. Lo que me enseñaron de chico es que, en teatro, una escena es una unidad de tiempo y espacio. A veces, también se considera que una escena cambia cuando entran y salen personajes. Lo claro es que una escena es una unidad: tiene inicio, desarrollo y final. Un plano secuencia, entonces, también tiene inicio, desarrollo y final. El momento en el que el director decide cortar el plano secuencia no puede ser arbitrario, tiene que suceder algo en la escena o en la película que amerite el corte, que amerite la interrupción. El corte marca una separación entre lo que fue contado en el plano secuencia y lo que sigue.
Otra cosa: el plano secuencia, en general, es notorio. Así como el cine clásico busca que sus procedimientos sean invisibles, los planos secuencia suelen llamar la atención sobre sí mismos. Así y todo, los planos secuencia son divertidos. Son divertidos de ver y son divertidos de filmar. La gente que se dedica a filmar cosas también quiere divertirse haciendo su trabajo. Las tomas largas, sean planos secuencias o no, son mucho más divertidas de filmar para todas las personas involucradas: para los directores de fotografía, para los sonidistas, para el director, para los actores (fundamentalmente para los actores). Son, también, más difíciles, pero hacer cine se trata de inventarse desafíos que nadie pidió y resolverlos con oficio y pasión.
Ejemplos modernos de planos secuencia que puedan haber visto:
Esta escena es el final del cuarto capítulo de la primera temporada de True Detective. Lamentablemente, el que subió la escena a YouTube la interrumpió apenas antes del final. El corte llega después de seis minutos de acción, cuando Rust (Matthew McConaughey) sube al auto de Marty (Woody Harrelson) después de escapar de una redada policial que sale como el orto. Es evidente cuál es la unidad narrativa en este plano secuencia y el momento en el que corta es claramente cuando esa unidad termina y empieza otra. Termina el escape y empieza la conversación en el auto, con todos ya a salvo. Por otro lado, esta escena es narrativamente significativa para la serie y sucede en la mitad exacta de ella: el final del cuarto capítulo de una serie de ocho capítulos. Contar algo con un plano secuencia implica darle a ese algo una importancia distinta a la del resto (salvo, por supuesto, que toda la serie esté filmada con un plano secuencia). Las cosas que pasan en la mitad suelen ser muy importantes porque dividen a las cosas en dos.
Alfonso Cuarón siempre filma usando muchas tomas largas. Esta escena de Children of Men, además de una toma larga, es claramente un plano secuencia. Empieza, se desarrolla y termina. Hay una unidad narrativa muy clara e incluso sin haber visto la película es evidente que es una escena importante. Es una escena de un virtuosismo extraordinario, pero lo que la cámara hace concretamente es muy sencillo: gira. No hace más que girar sobre su propio eje, a veces para un lado, a veces para el otro. Lo importante es que cada vez que gira vemos algo nuevo. Y esto es importante.
(Me acordé de otro plano secuencia extraordinario de Cuarón: el final de Roma, en la playa. Pero eso busquenlo ustedes solos, no puedo hacer todo yo).
Que no haya cortes no quiere decir que no haya, dentro del plano secuencia, varios planos. En los dos ejemplos podemos ver, dentro del plano scecuencia, planos abiertos, primeros planos de personajes y planos detalles de cosas (como la granada escondida al principio del plano de True Detective). Lo importante en un plano secuencia es que el movimiento de la cámara (en definitiva, lo que está reemplazando al corte) es significativo: revela información o reordena la información que ya tenemos en frente. Un plano secuencia no es simplemente no cortar. No cortar es muy fácil: no se hace y listo. Lo difícil es, sin cortar, hacer lo mismo que se lograría cortando.
En ese sentido, yo creo que Adolescence no es una serie especialmente virtuosa. Es técnicamente virtuosa, quizás, pero no lo es narrativamente. Desde ya que hay una evidente y admirable dedicación en filmar cuatro capítulos en cuatro tomas ininterrumpidas. Pero, como plano secuencia en sí, no está haciendo mucho. Solamente no corta. El único ejemplo que se me ocurre en el que funciona es en el principio del primer capítulo. Empezamos con los dos detectives principales del caso hablando de sus vidas personales. Lo único que sabemos es que son dos policías y están esperando algo. Cuando finalmente les dan la orden de avanzar, la cámara se mueve y revela que, además de ellos, había decenas de patrulleros más. Todos esperando la misma orden. Ese movimiento de cámara es significativo: revela un espacio que no conocíamos, nos brinda nueva información y resignifica la escena que acabamos de ver. Es importante conectar espacialmente al auto de nuestros protagonistas con todos los otros autos. El movimiento de cámara hace eso: une. Ahí, no cortar es más que no cortar y tiene sentido narrativo. Lamentablemente, en el resto de la serie creo que solamente se limita a no cortar porque sí.
Cortar
Pensar en el plano secuencia me hizo pensar en el corte. Cortar es la acción más trascendental que puede hacer un ser humano. Cortar un plano para pasar a otro es lo más parecido a una orden divina que podemos hacer como mortales. Cortar crea sentido. Genera cosas que los planos por sí solos no tienen. Me acuerdo que en la secundaria, cuando estudiamos genética, leí sobre las propiedades emergentes. La combinación de A y B no da AB, sino que da C. C es una propiedad emergente resultante de la combinación de A y B. Bueno, cortar hace eso. Crea algo nuevo, inexistente. El mejor ejemplo de esto es el efecto Kuleshov.
Lev Kuleshov era un cineasta y teórico soviético (los padres del montaje cinematográfico, como mencionamos hace poco). Lev (mi amigo) hizo un experimento famoso en el que alternaba el primer plano de un actor con un plano de un plato de sopa, después una niña muerta en un ataúd y por última una mujer recostada en un diván. El primer plano del actor era siempre exactamente el mismo, con la misma expresión en su rostro. Pero, según Kuleshov, dependiendo de cuál de los otros planos viniera antes, la expresión transmitiría una emoción distinta. El rostro después del plato de sopa denotaba hambre, el rostro después de la niña muerta denotaba tristeza y el rostro después de la mujer en el diván denotaba deseo.
También lo explica muy bien Hitchcock acá, con bastante gracia:
Quizás ver el ejemplo hoy, tan atento a su eficacia, parezca un poco forzado. Especialmente la versión original. Pero, en realidad, es lo que pasa todo el tiempo en cualquier cosa que vemos editada. Editar, querido Matías Ceferino Araujo, es hacer esto todo el tiempo. Al momento de editar una película hay infinidad de decisiones posibles que generan emociones distintas en el espectador. El editor elige donde poner el foco de la escena. El orden en el que ponemos las cosas, las expresiones que elegimos, el momento exacto en el que decido cortar un plano y el plano exacto al que quiero cortar. Son decisiones importantes. Igualmente importante, por definición, es no cortar. Godard dijo (voy a citar a Godard…) que “el travelling es una cuestión de moral” (el travelling es el movimiento de la cámara). La frase de Godard, en realidad, es una variación de una frase de Luc Moullet: “la moral es una cuestión de travellings”. Vieron cómo son los franceses con las palabras.
Pensando en esto, en cortar y no cortar, me acordé de una escena de Spider-Man: No Way Home que, cada vez que lo veo, me hierve la sangre. Spoiler, para el que no sepa: en esta escena muere la Tía May, interpretada por Marisa Tomei.
No hace falta ver los primeros cinco minutos.
La escena es importante: muere la figura materna del protagonista por cuestiones que, de una manera u otra, se desprenden de decisiones que él tomó en el pasado. Durante un minuto y cuarenta segundos, la escena es bastante buena. Esta es una película de urgencias, de explosiones y de ruidos, pero por un momento nos quedamos centrados en estas dos personas y lo único que escuchamos son sus voces. Durante ese primer momento, que dura un minuto y cuarenta segundos, parece que fue solo un susto y que todo sigue más o menos bien. Pero, de repente, la tía May colapsa. Y en ese momento exacto, el momento en el que la escena gira hacia un lugar inesperado (un lugar doloroso y personal), la película corta a un plano horrendo y genérico de unos policías bajando de una combi en otro lugar. Ese corte es una aberración, es un corte absolutamente inmoral. Esto no es un invento mío, el efecto de esta locura se percibe en el estómago. Uno puede sentir físicamente la tensión irse del cuerpo. Y, por si fuera poco, dos minutos después, cuando la tía May muere definitivamente, la película lo hace de nuevo: corta a unos policías y a un primer plano injustificable de Jon Favreau. Es una vergüenza. Ese corte lo mató a Godard.
La pregunta es por qué hicieron una animalada así. Lo que yo creo es que privilegiaron pasar información antes que transmitir una emoción. Los policías iban a llegar eventualmente a donde están Peter y May, entonces los cineastas sintieron la necesidad de establecer la presencia de los policías afuera del edificio antes. Para que cuando finalmente aparecieran no fuera una sorpresa o algo injustificado. Es una estupidez, pero es lo único que se me ocurre. En definitiva, no siguieron las reglas de Murch.
Murch
Walter Murch es una eminencia del montaje cinematográfico. Su libro En el momento del parpadeo (uno de esos casos en los que la traducción supera al título original -In the blink of an eye) es como la biblia de los editores. En un momento, Murch desglosa los factores que se tiene en cuenta a la hora de cortar y los ordena por importancia. Hasta les pone porcentajes y todo, un loco maravilloso:
Para mí, el corte ideal es el que de una vez satisface los siguientes seis criterios: 1) responde a la emoción del momento; 2) hace avanzar el argumento; 3) tiene lugar en un momento que desde el punto de vista del ritmo es interesante y adecuado; 4) tiene en cuenta lo que podría llamarse la "dirección de la mirada": la preocupación por la situación y el movimiento del foco de interés del espectador dentro del cuadro; 5) respeta la gramática de las tres dimensiones convertidas en dos por la fotografía (las cuestiones del eje, etc.); y 6) respeta la continuidad tridimensional del espacio real (donde se sitúan las personas en un espacio y la relación de unas con otras).
1. Emoción (51%)
2. Argumento (23%)
3. Ritmo (10%)
4. Dirección de la mirada (7%)
5. Plano bidimensional de la pantalla (5%)
6. Espacio tridimensional de la acción (4%)
Pareciera que en Spider-Man: No Way Home cortaron pensando en el argumento y se olvidaron de la emoción. (También creo que falla en términos de ritmo. Falla en todos lados). En Adolescence no sé qué hicieron. A lo mejor privilegiaron el 0% restante: “buen marketing”. Ja.
Final
Solo vi el primer capítulo de Adolescence, no tengo idea si los otros tres tienen el mismo problema. ¿No es maravilloso hablar sin saber? Nos vemos en dos semanas.
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Celebro que despreciar Adolescencia se haya convertido en el foco del clan Noriega esta semana. Es importante despreciar lo despreciable.
P.D.: qué feo que tu amigo no sepa de qué trabajás y no colabore con Maxikiosco. Yo sé de qué trabajás y colaboro (trabajás para mí). Soy mejor. Quereme.