Los que me conocen saben que mi nombre no es paciencia ni mi apellido tolerancia. No me identifico con las medias tintas ni me resulta fácil no tener opinión sobre todo. Dentro de esta forma de ser se me presentan tópicos “universales” que encuentro sobrevalorados. En algunos de estos temas hay grandes grupos antagónicos de fans y en otros me encuentro más sola frente a la unanimidad generalizada.
Va aquí mi top 5 arbitrario de lugares, temas y cosas sobrevaloradas:
París
Paris es bella. Esta afirmación parecería una premisa universal. Sin embargo, la belleza de tarjeta postal que nos regala París tiene algo de espejismo. París fotografía maravillosamente pero cuando uno posa sus pies sobre sus calles, ahí asoma la verdadera París. En principio debe haber algún convenio mundial oculto que NO revela que el clima de París es bastante hostil. Su vecina Londres tiene muy mala prensa con respecto a este ítem, ahora bien, en Paris hace mucho frío, llueve muy seguido, nieva, pero por alguna misteriosa razón nadie habla de su feo clima. Quizás sea porque los días luminosos son plenos de sol, pero son escasos.
Otro punto que disimularía los varios defectos de París seria la comida. Ahí no habría discusión posible, los parisinos saben comer y en sus calles se prueban delicias. En este mundo globalizado esto ya no sería un sello tan distintivo. En todos los países vecinos podemos degustar la cocina francesa. En París la gente no suele ser amable, no les gusta que no te dirijas a ellos en francés. No hay museos gratuitos. El alojamiento es muy caro y él que no lo es, dista mucho de ser confortable. Es una ciudad muy costosa para vivir y también para visitar.
París fue ocupada en la Segunda Guerra y fue colaboracionista. Hoy vemos resurgir ese antisemitismo. También sus inmigrantes sufren racismo cotidiano, algunas veces explícito y muchas otras latente. La ciudad que dio luz a la declaración de los derechos universales alberga graves conflictos de discriminación y segregación bajo el manto de un Estado fraterno e igualitario. Y esa contradicción se ve en sus calles. París no es una ciudad especialmente limpia y su grado de contaminación es alto. Sus parques públicos poseen poca vegetación y no se extienden a lo largo de la ciudad como en otras urbes europeas.
Un pueblo sabio como el japonés ha expresado esta idea de la sobrevaloración en el llamado “síndrome de Paris”. Al parecer, los japoneses idealizan París, es la ciudad de sus sueños. El fuerte contraste entre las expectativas que se tienen de París y la cara real de la capital francesa genera estrés psicológico en algunos viajeros japoneses. El impacto de la diferencia entre la ciudad que imaginaron y la verdadera suele ser brutal. Eso se manifiesta en ataques de ansiedad, sudoración y, en los casos más extremos, delirios.
En definitiva, el cine y el arte le han hecho mal a París. O la han distorsionado. No se dejen engañar, no todo es lo que parece.
Pizza
No creo que haya alimento más sobrevalorado que la pizza. En los papeles y en las fotografías, como París, la pizza es muy atractiva. Su forma y colores son muy llamativos y son muy fotogénicos. A mi no me gusta mucho el queso y derretido menos. Llámate a silencio entonces, pueden decirme. Puede ser, pero si me gustan mucho las harinas y todo lo que sea crocante. Por eso lo que más disfruto de la pizza son los bordes, no puedo creer que haya gente que coma todo menos eso. La idea de una pizza es mucho mejor que el resultado. Para horror de los fundamentalistas mi preferida es la de espinaca, o sea la que no es una pizza. ¡Si solo tiene salsa blanca y no tiene queso mejor! Pizza Piola hizo la mejor versión de pizza de espinaca que probe. Finita, con espinaca fresca y huevo tipo poché que se mezclaba con la masa y la espinaca. Otra buena opción es la pizza con papas. En Mudrá tienen la más rica y también está muy bien, aunque muy pesada, la de Sánchez y Sánchez. Otra variedad de pizza fuera del canon que me gusta es la de palmitos y si tiene salsa golf y huevo duro ni te cuento. Las que vienen con hongos también pueden subirle el puntaje a este sobrevalorado alimento. La de hongos y queso brie es una gran combinación. La pizza de hongos de pino de Roma rankea alto. Hay una pizzería nueva creada por mujeres, La sorellina, que nació en Adrogué y tiene sucursal en Colegiales que está muy bien. Siempre me gusta más que la pizza sea finita que gruesa. Ahora esta de moda hacerlas de masa madre: apruebo, es más crocante que la pizza tradicional. Las que se hacen en casa suelen ser las mejores y si se cocinan en horno a leña suben muchos puntos. De los lugares clásicos me quedo con El cuartito. Escribiendo sobre las pizzas que me parecen ricas me llenó de entusiasmo, pero a la vez confirmo mi teoría: la idea de una pizza es mucho más tentadora que la pizza misma.
Parto
Cuando digo que el parto esta sobrevalorado hablo de un parto vaginal en condiciones normales, sin complicaciones para la mamá y el bebé. Conozco muchas mujeres que le tienen o le tuvieron terror al parto al punto de pedirle al médico programar una cesárea para evitarse ese momento. También conozco a otras que se sometieron a maniobras en el último mes de embarazo para cambiar la posición del bebe y asegurarse un parto vaginal. En ambos casos predomina el deseo de la madre por sobre lo que quizás sea más conveniente para el bebe. Sin animo de juzgarlas, creo que el imaginario del embarazo y el parto esta sobrerrepresentado en los medios y las películas.
En cambio, de la revolución y angustia que muchas veces genera el primer año de vida del bebé recién se ha comenzado a hablar en las últimas décadas. No hay comparación entre un momento que dura unas pocas horas con lo que comienza una vez que el bebe sale al mundo. Hay una serie australiana no tan conocida que lo refleja de una manera magistral The Letdown. La traducción literal sería “la decepción”, pero en este caso alude al bajón hormonal y emocional que generalmente se tiene después del parto y en los primeros meses de vida de un hijo. Por supuesto cada experiencia es individual pero en términos del tiempo que demanda les aseguro que el parto está sobrevalorado en relación a lo que viene después.
Verano
En este tópico somos muchos los que creemos que el verano está sobrevalorado. La población, de hecho, se divide en team verano vs team invierno. Antes que nada, cabe aclarar que en Buenos Aires y gran parte del país el invierno es corto y los días realmente fríos son muy pocos. Entonces, los que odian el frío no tienen idea lo que es vivir en un clima realmente hostil. Es por eso que es más irritante que no puedan disfrutar de las bondades del frío amable que tenemos por estos pagos, que rara vez impide hacer las actividades cotidianas como sí sucede en los veranos sofocantes. Ya estoy sufriendo pensando en los días de calor que vienen. El calor solo se puede “disfrutar” con agua al lado y sin tener que trabajar. Aún así, muchos días de verano en la ciudad solo se apaciguan con aire acondicionado, siempre que tengas la suerte de tenerlo y que no te corten la luz. No puedo entender cuál sería el placer de que las gotas de sudor caigan por el cuerpo y que no haya manera de dejar de sentir calor. Además, llega un momento en que el aire acondicionado no alcanza y hace mal. En invierno si estas abrigado te podes desplazar por la calle, en cambio en verano aunque vayas desnudo, el calor lo sufrís igual. Los cultores del verano exageran y si baja un poco la temperatura se abrigan como si vivieran en el Polo Norte. El calendario les dice que es invierno, no importa que la temperatura exterior no sea menor a 10 grados. Entiendo que hay algo fisiológico en sufrir más el calor que el frío o viceversa, pero añorar el verano me resulta incomprensible. El frío con sol es una de las formas de la felicidad.
Alegría
"Me molesta sobremanera la alegría excesiva" le dijo el gran productor de frases memorables, Miguel Ángel Pichetto, a María O´Donnell en el 2019 cuando la periodista le preguntó si lo había emocionado el ofrecimiento de integrar la fórmula presidencial con Macri. No podría estar más de acuerdo. La alegría, además de estar sobrevalorada, es muy exigente y demandante. Hay que estar alegres, festejar, bailar, sonreír. ¡Mucho trabajo! Brasil, verano alegría, birrita: vade retro. En consonancia con el placer por el frío, adoro la melancolía. No habría programa mejor en un día de frío, que estar metida en la cama con mantas viendo un melodrama de Douglas Sirk, comiendo un chocolate. Sufrir con una película es una forma oblicua de felicidad. Llorar con ruido puede ser muy catártico. La alegría no es lo mismo que la felicidad, así como la melancolía no es lo mismo que la tristeza, entonces se puede estar melancólico y ser feliz.
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Acuerdo en cuatro de los ítems, no en el de la pizza, que me gusta mucho en sus variantes más tradicionales y por supuesto los bordes quemaditos y crujientes son lo más rico.
Y soy muy inclinada a la melancolía, esta frase de Victor Hugo me encanta porque refleja exactamente lo que siento: "La melancolía es la felicidad de estar triste".
De Londres me decepcionó bastante la mugre. Tal vez era q la tenía tan idealizada. Nunca tuve partos, siempre cesáreas, pero creo q todo lo q viene después sí es un parto. Gracias x tanto!