En octubre pero de 1868, ciento cincuenta y cinco años atrás, Domingo Faustino Sarmiento visitó la ciudad de Chivilcoy en calidad de presidente electo de la Nación, nueve días antes de asumir formalmente la presidencia. Ese día pronunció en la plaza del pueblo un célebre y memorable discurso en el que anunció su programa de gobierno. Dijo Sarmiento:
Yo haré uso de esta fiesta, publicando desde aquí, mi programa de gobierno; y les digo pues, a todos los pueblos de la República, que Chivilcoy es el programa de gobierno del presidente Domingo Faustino Sarmiento. Decidles a mis amigos, que no se han engañado al elegirme presidente de la república, porque les prometo Hacer Cien Chivilcoy en los seis años de mi gobierno, con tierra para cada padre de familia, y con escuelas para sus hijos. He aquí mi programa, y si el éxito corona mis esfuerzos, Chivilcoy tendrá su parte en ello, por haber sido el pionero, que ensayó con mejor espíritu la nueva Ley de Tierras, y ha demostrado que la pampa no está condenada, como se pretende, a dar exclusivamente pasto a los animales, sino que, en pocos años, aquí, como en todo el territorio, ha de ser luego asiento de pueblos libres, trabajadores y felices
No conozco Chivilcoy y no será el objeto de esta entrega de La inspectora. Sí me interesa la idea del gran Sarmiento con respecto a tomar una ciudad para ponerla como modelo del desarrollo de un país. Sarmiento no contaba con la dificultad del peronismo, aunque sí pudo vislumbrarlo en Juan Manuel de Rosas. La idea de esta columna hoy será parafrasear a Sarmiento (disculpas por la insolencia) para decir que si Argentina tuviera “Cien Tandil” quizás el futuro se vería menos negro que el actual.
Mi sueño de vivir en Londres es simplemente eso, tan solo un sueño. En cambio, tengo otro más plausible: mudarme dentro de unos años a Tandil.
Tandil es una ciudad de ciento cincuenta mil habitantes, es considerada una ciudad media. Este dato ya es atractivo. No es un pueblo ni tampoco una metrópoli. Esa medianía se respira en sus calles. Nada esta tan lejos ni nada esta tan cerca. Situada a 350 km de Buenos Aires y a 220 km de Pinamar, tiene una ubicación privilegiada que permite en pocas horas visitar Buenos Aires o darse un baño de mar.
Hay un detalle que quizás le permita seguir siendo una joya o que este secreto, que cada vez es menos oculto, no explote. A Tandil no se puede llegar por autopista, el camino más corto desde Buenos Aires solo ocupa 60 km de autopista y el más largo no evita 100 km de ruta doble mano. A la vera de la ruta que va de Las Flores a Tandil se esta construyendo muy despacito la vía para hacer autopista. Es un hecho para celebrar, pero espero que exista la suficiente planificación para que cuando a Tandil se pueda llegar por autopista, no lleguen también todos los males de las grandes ciudades.
¿Qué tiene Tandil que la hace tan atractiva? Ante todo, es una ciudad verde, no hablo de ecología, aunque seguramente haya conciencia ecológica en alguno de sus ciudadanos. Es verde porque tiene infinidad de plazas y parques, es verde porque tiene sierras, es verde porque tiene un lago, es verde porque propone muchas actividades que implican caminatas, trekking, escaladas, running y bicicletas.
Es evidente que el deporte tiene un rol fundamental en la ciudad, descontando la centralidad del Club Independiente de Tandil, del que han salido nuestras estrellas del tenis (Juan Martín Del Potro, Franco Davín, Guillermo Pérez Roldán, Pico Mónaco, Mariana Pérez Roldán, Mariano Zabaleta y Patricia Tarabini), hay muchos clubes y canchas de básquet y fútbol distribuidos por la ciudad. Hay una pileta pública muy linda, rodeada de árboles cerca del monumento a Pappo.
Volvimos hace unos días de la Copa de Básquet Tandil en la que participo San Lorenzo el club donde juega mi hijo y fue una experiencia inolvidable, en la que los chicos combinaron los partidos con varias actividades al aire libre. Debo admitir que no práctico ningún deporte, detesto la actividad física, pero tengo la sensación de que si viviera en Tandil algo haría, al parecer practicar un deporte te hace realmente ciudadano.
Para los vagos como yo también hay opciones. Tandil tiene un complejo de cine, tiene casino (eso no esta tan bien) tiene hipermercados Carrefour y lindas tiendas de ropa desperdigadas por la ciudad. Hay una cadena local de supermercados que se llama Monarca. Todas sucursales son muy coquetas y no están desabastecidas como la mayoría en nuestra capital. Entrar a Monarca –más allá de si los precios son convenientes o no– es sentirse parte de la comunidad. Los tandilenses van a Monarca. Al lado o enfrente de cada sucursal hay una heladería/bar Figlio, nos dijeron que son de los mismos dueños.
En cuanto a la gastronomía, Tandil es famosa por sus quesos y sus embutidos. El lugar más turístico y digno de conocerse es Epoca de quesos. Tiene un patio para comer ahí y en el subsuelo un pequeño museo que recrea la posta en sus comienzos. Cagnoli está por toda la ciudad y un lugar menos conocido pero muy recomendable es la escuela agrotécnica Quesos Granja en donde los alumnos producen los quesos que venden. La estrella es el queso banquete, creación propia. Los precios son muy razonables.
El restaurant más mentado y que siempre tiene gente en la puerta es Tierra de Azafranes, de las cinco veces que visitamos Tandil fuimos una sola. No nos dejó un recuerdo imborrable. Al que, si volvimos es a Barrika, un restaurant nuevo, cumplieron un año en septiembre. Esta ubicado frente a una plaza y dentro del centro vasco de Tandil. Con una decoración moderna, aunque algo pretenciosa, ofrece una propuesta distinta de platos tradicionales. Vale la pena la experiencia y es lindo ver que la gente se saluda entra las mesas. Las fuerzas vivas de Tandil van a ese restaurant. Las cervecerías pululan por toda la ciudad.
Había dos bares muy originales Sunset y El refugio, que cerraron, eran paradores al aire libre con fogones. El refugio estaba en el medio de la sierra. Una experiencia única. Ojalá vuelva alguno o abra otro, el concepto de bar de montaña es muy atractivo.
Dentro de esa línea descontracturada y juvenil hay una propuesta al lado del lago , Dam Beach. Abren solo en verano. Es un auténtico bar de playa con arena como piso.
Dentro de los bares del centro destaco dos, uno tradicional con buenos precios y rica comida. La vereda y otro nuevo con aire palermitano con una excelente propuesta de dulces, Prego.
Los paseos para hacer están en todas las guías de Tandil. No vale la pena enumerarlos acá. La principal virtud de todos ellos es cómo está la naturaleza integrada con la ciudad. Es una ciudad ideal para ir con chicos. Estos dos parque aéreos: Parque Aéreo Tandil, más parecido a los de acá pero en el medio del bosque y Valle del Picapedrero, en el medio de la sierra son experiencias imperdibles. El Parque del origen también es una propuesta muy original lleno de réplicas de dinosaurios construidas en metal por herreros locales.
Alojarse en Tandil no es barato, pero hay infinidad de propuestas que abarcan a todos los bolsillos, incluidos varios campings. Les dejo acá los lugares en los que nos hemos alojado. Nuestro preferido por ubicación y calidad del alojamiento es Las morenas.
También estuvimos en Las cortaderas, Chacra Bliss y en Brisas serranas. Todos lugares agradables de diferentes gamas de precios.
Volviendo a Tandil como ciudad ideal para vivir, lo es porque también tiene una gran oferta educativa de colegios primarios y secundarios, universidad llamada UNICEN y este año inauguró un polo tecnológico que cuenta con Globant entre las empresas que lo integran. Estas características indicarían que sus jóvenes no deberían ser expulsados a las grandes ciudades.
Fuimos por primera vez en el 2007 y nos deslumbró, en las sucesivas visitas fue perdiendo un poco de brillo como todo en Argentina, pero Tandil siempre nos reforzo la idea de ser un lugar con calidad de vida por encima de la media del país.
Desde el 2003, Miguel Lunghi médico pediatra perteneciente al partido radical, es el intendente de la ciudad. Va por su sexto período consecutivo y en varios ha ganado por más del 50 % de los votos. Su padre había sido intendente en la década del sesenta. Seguramente tendrá sus detractores y no pocas controversias luego de tantos años de gestión, pero el hecho que sea médico cómo otros políticos que recuerdo con cariño, como Alende e Illia, despierta mi simpatía.
Seguramente para vivir en Tandil hay que tener auto o moto, he visto colectivos, pero no sé su alcance. Esa debe ser una deuda, el trasporte público. Lo señalo porque, como ustedes saben, Gustavo no maneja; cuando vivamos allá habrá que resolver ese problema.
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Como tandilense, agradezco la nota! Siempre es un orgullo leer que otras personas se enamoran de la ciudad más linda del mundo :)