Conversaciones con jugadores exquisitos
Antes de la pandemia publicamos con Diego Latorre un libro basado en una serie de charlas llamado “Conversaciones con jugadores exquisitos” (Aguilar, 2019). El esqueleto era una larga entrevista a lo largo del tiempo que yo le hacía a Diego donde él contaba su carrera y desarrollaba sus ideas. Intercalado con esto, hicimos cinco entrevistas a grandes jugadores representantes de los cinco grandes del fútbol argentino: Enzo Francescoli por River, Alberto Márcico por Boca, Diego Milito por Racing, Claudio Marangoni por Independiente y Jorge Rinaldi por San Lorenzo. Cerramos las charlas conversando con uno de los maestros de Diego, César Luis Menotti, también representando a Huracán y a la selección argentina.
Fue un proceso largo y dificultoso pero para mí resultó como el sueño del pibe: conversar con jugadores de primera línea a los que llamé “la liga de los jugadores exquisitos”. El cierre con Menotti fue particularmente feliz: de casualidad pasó Leo Rodríguez y se quedó conversando con nosotros y como frutilla del postre apareció Jorge Valdano, paseando sin saber que estábamos ahí. Me saqué una foto con Latorre, Menotti y Valdano, es decir, con los miembros de una realeza de la cual soy admirador y cholulo, la de los jugadores de buen pie y cerebro.
De ese libro vamos a recordar algunos momentos puntuales, que me provocaron fuerte impresión.
En esta entrada vamos a escuchar a Marangoni hablando de Ricardo Bochini. Lo que tiene para describir la personalidad del Bocha, uno de los más grandes de la historia, es sensacional.
Luego, Diego Milito –ganador de la Champions League con el Inter de Milán, nada menos—cuenta intimidades de un grandísimo personaje del fútbol, el director técnico portugués José Mourinho.
Disfruten de las charlas.
Claudio Marangoni.
Latorre: Maranga, contame esto que me interesa mucho. ¿Cómo era jugar en ese equipo con Barberón, con Bochini, con Clausen? ¿Qué cosas te pasaban?
Era un equipo de caciques donde todos trabajaban como indios.
L: Esos equipos que integraste vos están en la memoria de la gente.
Sí. Era un equipo que era prácticamente una selección, pero nadie celaba el trabajo del otro. Cada uno estaba conforme con su lugar. Es verdad que había un distintivo, había uno solo que era distinto, que superaba a la media, que era Bochini, pero yo no puedo decir que yo era más que un Villaverde, o Villaverde no podía decir que era más que Clausen, o Clausen no podía decir que era más que Barberón o que Giusti. Burruchaga no era menos que el “Loco” Enrique o que Trossero. Era un equipo de caciques, de grandísimos jugadores, con espíritu de indios todos y con un hambre de seguir por esa línea de juego, de ganadores. Siempre alguno tomaba la posta. Y cuando se venía la noche siempre teníamos una carta más que era que el “Pelado” frotara la lámpara e hiciera alguna genialidad. Te voy a dar un ejemplo: cuando yo recibía la pelota en mi cabeza ya lo tenía a Bochini como destinatario. Incluso en Boca también: no le iba a pasar la pelota a Giunta. Yo ya sabía dónde estaban ustedes antes de recibir. Yo se las daba en cualquier situación comprometida porque sabía que ellos resolvían. En el caso de Bochini, yo le decía: “Yo te la doy. Ahora, vos, cuando estés apurado, muy apretado, devolvémela que yo te la devuelvo enseguida en mejor posición”.
L: ¿Lo entendía?
No, no me la daba. Me decía: “¿Para qué te la voy a dar a vos?”. Decía: “Si te la doy a vos es que estoy volviendo, y yo tengo que ir para el otro lado”. Entonces, yo le decía: “Escuchame, pedazo de hijo de puta, ¿Cuándo me vas a devolver una pelota?”. “Nunca”. Y nunca me la devolvió. Siempre arrancó. De mil me habrá devuelto dos. Y a veces yo tenía el privilegio de verlo desde atrás. Veía que el tipo encaraba y decía: “No puede pasar”.
Noriega: Era difícil hasta de pegarle.
No alcanzaban a pegarle una patada. Él adelantaba y saltaba la patada. Tengo una anécdota con él: Chacarita-Independiente, yo jugando para Chaca. Nosotros nos jugábamos el descenso. Teníamos que empatar. Entonces le van a dar una pelota en posición de 4 pegada a la línea, a él, él baja a recibir como si estuviera Clausen al lado de la línea y se la da. Yo lo tengo de espalda, iban tres minutos de partido. Yo estaba jugando de 5, dije: “Esta es la mía, lo saco de la cancha a Bochini”. Entonces fui de atrás y me tiré para tirarlo por arriba del foso, y él percibió que alguien se le estaba tirando de atrás y en el mismo momento giró, la puteó, me tiró un caño y me saltó, y yo seguí derecho y choqué con la pared de Independiente. Dije: “Con este tipo no se puede”. Por suerte esa noche empatamos.
Diego Milito
L: ¿Cómo es Mourinho? Porque yo lo satanicé, lamentablemente.
Yo digo que –y lo hablo mucho con mi hermano esto, porque él tuvo a Guardiola y yo lo tuve a Mourinho— Mourinho es “Deportivo Ganar”. El tipo, en el día a día, es muy macanudo. Él necesita siempre tener un enemigo, un poco para sentirse él más fuerte y proteger a su grupo. Después, muy bien en el día a día, un tipo muy preparado.
L: ¿Sabe de fútbol?
Sí. Lo mejor que tiene José es la gestión, que en esos niveles para mí es fundamental.
N: ¿A qué te referís con gestión?
Sacarle al jugador el 100%. En lo futbolístico no te da algo que vos digas “este me enseñó un montón de cosas”, no es ese tipo de entrenador. Es muy preparado, analiza los partidos, los prepara bien. Yo creo que lo que hace la diferencia es la gestión, es la palabra justo en el momento justo, el bastonazo en el momento justo, la caricia en el momento justo. Se da cuenta de esas cosas, que eso lo tenés que tener. La sensibilidad, vos no sabés lo que es. He pasado un montón de situaciones que decís “este tipo es un monstruo”. Vos fijate que los jugadores dan todos la vida.
N: ¿Lo quieren los jugadores?
Como todos, hay algunos que menos, el que juega menos… Eso pasa siempre, pero el tipo termina siempre convenciéndolo. Siempre el tipo que le toca entrar da la vida por el tipo, convence a los jugadores.
L: ¿Vos jugaste con Eto’o?
A Eto’o lo convenció de una manera… El pibe es un crack, un animal. Venía de Barcelona…
L: ¿Cuándo decís que es un animal, con respecto a qué?
Hacía la diferencia, “dame la pelota”, encaraba.
L: ¿Eso no lo veías en otros jugadores?
Hay jugadores, pero él… Cuando él viene de Barcelona se había ido Zlatan: lo contrataron a Eto’o, llegó al Inter y lo chiflaban. Los primeros partidos jugaba en puntitas de pie. Llegó un momento en que nosotros jugamos octavos de final de la Champions con el Chelsea, ganamos 2 a 1 de local, jugamos un partido con el Catania un viernes a la noche –nosotros estábamos peleando el Scudetto con la Roma— y perdemos 3 a 1. Quedamos concentrados porque jugábamos el martes la revancha con el Chelsea. Mourinho hace una reunión y dice: “Miren, muchachos, no iba a hablar, pero si no hablo no soy yo. Voy a empezar por vos, Samuel. Sos todo lo contrario de lo que yo quiero de un jugador de fútbol. No corrés, no hacés goles, levantás al contrario. Yo no quiero ganar la Copa Fair Play, yo quiero ganar el campeonato. ¿Me escuchaste? Ayer hubo una jugada, un corner que el árbitro dio saque de arco, los de Catania se lo querían comer al árbitro y fueron a vos a presionarte para que digas que era corner. Y vos dijiste que era corner. A mí en ese corner me hacen el gol y yo te tengo que matar a vos. Yo no quiero ganar la Copa Fair Play, ¿entendiste? Sos todo lo contrario de lo que quiero de un jugador de fútbol. Y te voy a decir una cosa: si seguís así no jugás más conmigo”. Y el otro empezó “no es así…”, y empezaron a discutir.
L: Venía con los modales del Barcelona.
Tenía razón el técnico: jugaba en puntitas de pie, se creía superior y no estaba rindiendo. ¿Pero por qué lo hace el tipo? Porque íbamos a jugar el martes. Y empezó uno por uno. Dice: “el martes vamos a ver con quién juego la revancha, si tengo que jugar con el filial juego con el filial, no me importa nada. Quiero jugadores con compromiso”. ¿Pero por qué lo hace el tipo? El martes lo pone de extremo. Nosotros veníamos jugando 4-3-1-2. El tipo empieza a cambiar ese equipo en el partido de ida con el Chelsea, que jugamos con enganche y dos delanteros, y el segundo tiempo lo pone a Balotelli por derecha, le hace un desastre a Ashley Cole. Se da cuenta que con el 4-2-3-1 el equipo anduvo bárbaro en el segundo tiempo, de hecho lo terminamos ganando. Entonces dice: “La revancha la juego 4-2-3-1, pero con Eto’o por allá”. Entonces le metió el dedo hasta acá, a ver cómo reaccionaba el tipo. A eso voy: todo pensado… la rompió y ganamos 1 a 0 con gol de él. ¿Ves lo que te digo de la gestión? En un momento lo sentó en el banco con el Udinese para ponerlo a Balotelli. 20 años Balotelli. Y va le dice a Balotelli: “Escuchame una cosa. Yo lo saco a este que gana 70 millones por año, hizo dos millones de goles, ganó todo para ponerte a vos, que tenés 20 años, ¿Y corrés menos que él? Explicámela, ¿Qué tengo que hacer?”. Todo así. El tipo tiene esas cosas.
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