Tengo el vago recuerdo de una discusión en El Amante sobre películas de la infancia. No necesariamente películas infantiles sino las que vimos en nuestros años de niños y de alguna manera nos marcaron. En esa discusión había una posición sustentada, creo, por Alejandro Ricagno, que defendía el valor de aquellas obras y otra, la de Quintín, que decía algo parecido a que madurar implicaba abandonar los gustos infantiles. Es probable que esté alterando o, por lo menos, simplificando los argumentos y las ideas, pero vamos a darlo por válido para desarrollar esta nota. Prometo en algún momento buscar aquella producción y glosarla para ustedes.
Todo esto viene a cuento porque vamos a dedicarle este capítulo de la Biografía Cultural a una de las películas que más se quedó conmigo de las que vi durante mi infancia, que recuerdo casi fotográficamente y cuyas canciones puedo cantar sabiendo la letra en un porcentaje sorprendentemente alto. Al mismo tiempo, es una película que tiene el desdén de la cinefilia, que la encontró en su momento –y la encuentra ahora– anticuada, falsa y anticinematográfica. Me refiero a una de las películas más exitosas de la historia, basada en una de las obras de teatro más exitosas de la historia y con una de las bandas de sonido más exitosas de la historia: La novicia rebelde, título encantador que supera en mucho al original, el anodino “El sonido de la música” (The Sound of Music).
Efectivamente, vista hoy, La novicia rebelde se muestra como una película ingenua, artificial, esquemática y a contramano de los tiempos. La comedia musical en la que se basa, escrita por Rodgers y Hammerstein, es de los años 50 y la película de 1965. En ese momento, el cine clásico había terminado, Godard había filmado El desprecio tan solo dos años antes, se avizoraba la revolución sexual, los Beatles cambiaban la historia de la música y la lucha por los derechos civiles modificaba la faz de los Estados Unidos. En ese contexto, la película dirigida por el “no autor” Robert Wise era una antigualla demodé. Incluso como consecuencia de ser unos años anterior a la difusión del concepto “Holocausto”, sus nazis parecen villanos de película de ciencia ficción clase B. La idea del sexo está totalmente ausente de la pantalla, salvo en la figura noble y lateral de la Baronesa comprometida con el Capitán (el mejor personaje de la pelicula), mucho más sugestiva y seductora que la esforzada y cantarina gobernanta proveniente de un convento. En El desprecio, de Godard, estaba Brigitte Bardot; aquí, la asexuada Julie Andrews: cómo no preferir la primera.
Para colmo, si cualquier narración exige del espectador el esfuerzo de la suspensión de la incredulidad, en el caso de las películas que avanzan su relato a base de canciones la demanda es doble ya que a la suspensión inicial se le agrega la que proviene de ese violento alejamiento del realismo que se produce cuando, de pronto, los que hablaban, cantan, y suenan instrumentos que no están en el espacio que se está mostrando. No hay ironía en La novicia rebelde ni pastiche de otras épocas, como en los musicales actuales (como el plomífero La la land): acá todo es en serio y busca contar las cosas de la mejor manera siendo leales a los mecanismos narrativos.
¿Cuál es el secreto, entonces? ¿Por qué La novicia rebelde tiene adeptos que se niegan a arrumbarla en el cajón de los trastos viejos? La respuesta es simple: porque su factura es extraordinaria, porque las canciones provienen de la mejor tradición de la música popular y tiene algunos picos altísimos, y porque la maquinaria narrativa desarrollada por el cine clásico norteamericano, que en 1965 parece que está por sucumbir, nunca terminó de morir y tuvo con esta película ñoña y naif uno de sus mejores exponentes.
Las canciones de La novicia rebelde son del dúo más exitoso de las comedias musicales: Richard Rogers y Oscar Hammerstein II, autores de El rey y yo, Oklahoma, Carrousel, entre otras. De Carrousel, por ejemplo, proviene un clásico como “You’ll Never Walk Alone” cuya versión más famosa es la que canta la hinchada del Liverpool antes de cada partido desde hace más de cincuenta años.
De igual inspiración son las canciones de La novicia rebelde y me gustaría detenerme en una de sus joyitas, que en el disco de la banda de sonido (que vendió más de 20 millones de ejemplares a lo largo del tiempo), dura apenas 2’20”: “My Favourite Things”. Es una canción simple y pequeña que primero María les enseña a los niños y que luego de un desencuentro entre María y el Capitan ellos cantan tratando de mitigar la pena de la ausencia de la novicia.
Un clásico de la gente culturalmente paspada es ignorar la versión de la película y elogiar la versión jazzística del tema realizada por John Coltrane. Nada me enfurece más. Necesitar que una canción perfecta sea legimitada por un gran saxofonista es carecer de toda sensibilidad: ya en la película se nota que es una canción de una inspiración fuera de lo común. La versión de Julie Andrews –mínima, juguetona, feliz– es infinitamente superior a la de Coltrane, que dura seis veces más y termina convirtiendo una melodía inolvidable en otro estándar utilizado para mostrar su virtuosismo.
Además, la versión de Coltrane pierde algo fundamental de la canción: la letra. La idea es enumerar las cosas favoritas para superar un mal momento, pero la lista de cosas preciadas, pensada por Rodgers y Hammerstein, no es ni remotamente obvia: no es exactamente la del Borges apócrifo. Lejos de elogiar atardeceres y besos, la letra habla de cosas materiales y concretas en una lista caótica, digna del Borges verdadero: teteras de cobre brillante, strudels de manzana crocantes, gotas de lluvia sobre las rosas y bigotes de gatitos: cosas preciosas y concretas, no edulcoradas. Vean esta línea: “Wild geese that fly with the moon on their wings” (“Gansos salvajes que vuelan con la luna en sus alas”). Es precioso, es poético, suena bien.
¿Y por qué suena tan bien en inglés? Porque a la métrica perfecta le agrega la aliteración imaginativa, es decir, usar palabras que empiezan con la misma letra o el mismo sonido: “Raindrops on roses”, “warm woolen mittens”, “paper packages” o la sucesión de “w” en la estrofa recién citada: “Wild geese that fly with the moon on their wings”.
¿Por qué una película tan ramplona se toma ese trabajo literario para una canción de dos minutos? Porque esa es la gracia de la película: la de dar contexto a una serie de canciones maravillosas en el marco de una historia sencilla y emotiva.
Vi por primera vez la película en el año de su estreno, en uno de esos cines gigantescos de la época, ubicado en la Avenida Santa Fe, el Capitol o el Grand Splendid, acompañado por mi mamá. Recuerdo vivamente que me sorprendió que en la primera escena que aparece “My Favourite Things” alguien rió cuando María, luego de discutir la falta de ropa alegre para los niños, acaricia una cortina. Mi mamá me explicó, ante mi pregunta de por qué ese hombre reía, que María le iba a hacer ropa a los chicos con esa tela. Me resultó tan impresionante que un adulto supiera lo que iba a pasar en la película que el episodio me quedó grabado en la memoria hasta hoy.
Entiendo que, en su momento, cuando el cine se sacudía en sus cimientos y aparecían nuevas formas de filmar, esta película haya sido vista por los especialistas como el enemigo a vencer: el pasado que se resistía a morir. A la defensiva, demostrando cierto complejo de inferioridad, los cinéfilos congelaron ese momento inicial y se privaron de apreciar la maestría de una película antigua pero brillante, conservadora y al mismo tiempo genial.
En 2011, cubriendo la agenda de espectáculos del programa de la gran Magdalena Ruiz Guiñazú, fui a ver una versión argentina en teatro, con Diego Ramos en el rol del Capitán Trapp. Fui solo y pasé una situación muy embarazosa. porque las canciones, que hacía muchos años no escuchaba, me hicieron llorar de la primera a la última, prácticamente sin interrupción. Lloré por la infancia perdida, por el recuerdo de mi mamá en aquel cine enorme y las cortinas convertidas en ropa, por el disco en la casa de mis tíos, todas cosas que alguna vez fueron y ya no existían más. Pero también lloré por la letra de las canciones, por la belleza de la música, por la simpleza noble de la historia y por el recuerdo de una película extraordinaria, más querida que valorada.
Gotas de lluvia en rosas y bigotes en gatitos
Raindrops on roses and whiskers on kittens
Teteras de cobre brillante y cálidos mitones de lana
Bright copper kettles and warm woolen mittens
Paquetes de papel marrón atados con cuerdas
Brown paper packages tied up with strings
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Ponis color crema y crocantes strudels de manzana
Cream-colored ponies and crisp apple strudels
Timbres y campanas de trineo y schnitzel con fideos
Doorbells and sleigh bells and schnitzel with noodles
Gansos salvajes que vuelan con la luna en sus alas
Wild geese that fly with the moon on their wings
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Chicas en vestidos blancos con fajas de raso azul.
Girls in white dresses with blue satin sashes
Copos de nieve que se quedan en mi nariz y pestañas
Snowflakes that stay on my nose and eyelashes
Inviernos blancos plateados que se derriten en manantiales
Silver-white winters that melt into springs
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Cuando el perro muerde
When the dog bites
Cuando la abeja pica
When the bee stings
cuando me siento triste
When I'm feeling sad
Simplemente recuerdo mis cosas favoritas.
I simply remember my favorite things
Y entonces no me siento tan mal
And then I don't feel so bad
Gotas de lluvia en rosas y bigotes en gatitos
Raindrops on roses and whiskers on kittens
Teteras de cobre brillante y cálidos mitones de lana
Bright copper kettles and warm woolen mittens
Paquetes de papel marrón atados con cuerdas
Brown paper packages tied up with strings
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Ponis color crema y crujientes strudels de manzana
Cream-colored ponies and crisp apple strudels
Timbres y campanas de trineo y schnitzel con fideos
Doorbells and sleigh bells and schnitzel with noodles
Gansos salvajes que vuelan con la luna en sus alas
Wild geese that fly with the moon on their wings
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Chicas en vestidos blancos con fajas de raso azul.
Girls in white dresses with blue satin sashes
Copos de nieve que se quedan en mi nariz y pestañas
Snowflakes that stay on my nose and eyelashes
Inviernos blancos plateados que se derriten en manantiales
Silver-white winters that melt into springs
Estas son algunas de mis cosas favoritas
These are a few of my favorite things
Cuando el perro muerde
When the dog bites
Cuando la abeja pica
When the bee stings
cuando me siento triste
When I'm feeling sad
Simplemente recuerdo mis cosas favoritas.
I simply remember my favorite things
Y entonces no me siento tan mal
And then I don't feel so bad
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Genial , Gus , cómo tantas cosas del cine de antaño ... Vi x 1era. vez la peli en VHS . Seguramente la deben haber dado en el Cine , pero son de fines de los 70 ' s ... Así q la ví debo haber visto e/ 1/2 y fines de los 80 ' s ; época en la que mi viejo , un gran cinéfilo y un tipo muy culto , a pesar de no haber tenido tanto acceso a bienes culturales , ni haber sido un intelectual " formal " o un académico , alquiló la peli en un vídeo club de aquellos años , luego de haber comprado " en cuotas " , un reproductor de VHS ( si , reproducía, únicamente xq la " grabadora " era mucho + cara ) ; en una mutual de uno de sus trabajos ( hizo de todo mi viejo para " llevar el mango " a casa y cbio. un montón de veces de laburo ) . Todavía recuerdo q fué una de las pocas veces q la ví a mi vieja reírse y emocionarse con una peli . Mi vieja era una mina muy poco expresiva , muy parca y jamás mostraba emociones positivas : todo lo contrario a mi viejo y a mí, x ejemplo . Volviendo a la peli , cada vez q la veo ahora , q además d ser grande puedo entender perfectamente la letra de las canciones en " idioma original " xq soy Profe de Inglés , entiendo q está película , cómo te sucedió a vos y como suele pasar con las " good & old movies from chilhood " , marcó tb. mi vida en muchísimos aspectos y sobre todo influenció muchísimas decisiones de vida . Desde las personales y fliares. hasta las profesionales ... Gracias a todas las películas q llevaremos x siempre en nuestros 💛💟
Uno de mis primeros recuerdos es de mi tío abuelo paseandonos en auto a mí hermano y mis primos por la bucólica Villa Nouges (Tucumán) de mediados de los 80.
Hablábamos de está que era nuestra película preferida. Que Quintin me perdoné pero lo sigue siendo.