Agenda personalísima
El rey perdido, El regreso del rey, Horizon, LeeryComer, Maxikiosco, Historiar, Así duermen los delfines.
Buenas, cómo les va. Hay fecha FIFA así que la gente como yo va a necesitar reemplazos del fútbol y acá hay unos cuantos. Y al final de todo hay forma de que ustedes puedan colaborar con una cifra casi simbólica. ¡Gracias!
El rey perdido (Amazon Prime)
Esta encantadora película cuenta la historia verdadera de Philippa Langley, una historiadora amateur, obsesionada con el rey Ricardo III, aquel a quien Shakespeare inmortalizara como a un monarca tullido y cruel, cuya frase más famosa fue "Mi reino por un caballo". Philippa, con esa pasión y falta de cálculo de los aficionados que ya hemos celebrado, se embarca en una lucha contra la burocracia académica, el snobismo de los especialistas y una vida personal sin epopeyas. La película termina bien, con sus logros alcanzados y un reconocimiento no del todo oficial, casi lateral, del cual la película forma parte.
El relato lo cuenta el veterano Stephen Frears, un director de cine especialista en armar combos humanos entrañables, con sentido del humor y cierto talento para las épicas de tono medio, sin grandes estridencias. Es el director de La reina (2006), la película sobre la reina Isabel con Helen Mirren, pero también de comedias burbujeantes como Alta fidelidad (2000), dramas de época como Las relaciones peligrosas (1988) de realismo sucio como Ropa limpia, negocios sucios (1985). Un director ecléctico, sin estilo estético identificatorio, que se limita a hacer buenas películas, algo que la humanidad siempre necesitó.

El rey perdido es un noble ejemplo de su filmografía y, además, una forma de enterarse de un capítulo sorprendente de la historia británica y de cómo la alta literatura y los intereses de las clases gobernantes pueden torcer las líneas sobre la cuales se escriben los libros de historia. Me dieron ganas de volver a ver Looking for Richard (1996), la película dirigida por Al Pacino en la que se ocupa de la versión shakespeareana de este monarca, y que me había gustado en su momento. Ampliaremos.
El regreso del rey: declive y resurgimiento de Elvis Presley (Netflix)
Otro rey, en este caso, Elvis Presley, el rey del rock'n roll. Y otro documental sobre su ajetreada vida, que hace centro en su vuelta a la actuación pública en 1968, cuando realiza un especial para televisión. Nada nuevo para quien sea un fan de Elvis o haya visto el minucioso The Searcher (2018) o la estrafalaria versión actuada que dirigió Baz Luhrmann en 2022.
Este nuevo trabajo, también (como The Searcher) producido y autorizado por su viuda Priscilla, cuenta la historia del muchacho pobre, que nace en Tupelo, Misisipi, vive en una casa sin elementos sanitarios básicos, tiene a su padre preso por un cheque falsificado y, a través de la música, se convierte en el promotor del más grande cambio cultural de la humanidad en el siglo XX. La influencia de la música negra religiosa, que él conoce personalmente, su amor por su madre, su despegue en Memphis, Tennessee y el providencial y al mismo tiempo fatal descubrimiento por parte del llamado Coronel Parker, el prototipo del representante abusador que se convertiría en una leyenda.
Elvis se convirtió en una estrella de nuevo tipo, cruzando fronteras raciales y excitando jovencitas cuya dotación hormonal recién comenzaba a desarrollarse. Cumplió en Alemania su destino militar, aunque hoy nos resulte incomprensible que una estrella pop de semejante magnitud no haya sido dispensada de la obligación ciudadana. Interrumpió su carrera y la vuelta fue modelada por el siniestro representante, que lo embarcó en una serie de películas mediocres, rendidoras en taquilla, pero muy frustrantes en lo personal. La obsesión de Parker por tener los derechos de todas las canciones que cantaba Elvis lo condenó también a la grabación de discos mediocres, no a la altura del cantante.
Elvis casi no se rebeló ante el manejo de su representante salvo en dos oportunidades. Los discos grabados con canciones gospel, que él había aprendido con su madre y en las iglesias evangélicas del sur de los EE. UU., y la vuelta a los orígenes reuniendo al trío con el cual había comenzado en Memphis para un especial de televisión que el coronel Parker casi no pudo controlar.
La producción de Netflix se toma una hora para el contexto y media hora para el vibrante y emocionante concierto. La hora y media resulta una buena introducción al fascinante universo Elvis, en este caso, desprovisto de complicaciones posteriores, como su separación de Priscilla, sus adicciones y el hecho trágico de que nunca pudo sacudirse la tutela del siniestro Parker. La película elige abandonar la historia en un momento mágico, el del recital para la televisión, un hecho artístico formidable que pudo haber sido un punto de inflexión en su carrera pero que quedó ahí, como un gesto aislado.
Horizon (Max)
Nos comimos en su momento, como tantos otros, el amague de Max de subir a la plataforma la primera parte de la monumental saga que Kevin Costner está produciendo y protagonizando sobre la Conquista del Oeste. Ahora sí está disponible, así que copiamos y pegamos el encendido elogio que le hicimos en aquel momento:
Kevin Costner es, probablemente, el último defensor del clasicismo en el cine norteamericano. No solo por su impronta de estrella, que se transmite película a película, que tuvo su momento hegemónico en la década del 90 pero que supo mantenerse a pesar del paso de los años. Es también con su no extensa pero sí brillante carrera como director, en donde volvió una y otra vez, desde Danza con lobos (1990), a contar la historia de cómo se forjaron los Estados Unidos, de cómo unos intrépidos colonos expandieron la frontera hacia el Oeste y se toparon con los nativos originales. No hay revisionismo en sus películas, hay una mirada humana hacia todos los protagonistas y un mito fundador que no termina de perder su eficacia. También hay un gusto por el paisaje abierto, clásico de los westerns, y por la materialidad no fingida digitalmente. En sus películas hay madera, tierra, agua, rocas, personas; todo es real, todo tiene la potencia de la materialidad.
Toda esta introducción un tanto solemne es para celebrar su nuevo, demencial proyecto: Horizonte, una serie de películas, en donde se cuenta, en varias líneas narrativas, ese desplazamiento del hombre blanco hacia el Oeste, buscando nuevos territorios para afincarse y tener una buena vida, sino para ellos, seguramente para su descendencia. Esta primera parte de Horizonte dura tres horas, deja todas las líneas abiertas como si fuera una miniserie y así tendrá que consumirse porque el cine que se exhibe en las salas no está para contener tanta grandeza.
LeeryComer1079
Esta semana le dimos a las hamburguesas en nuestro programa de El Observador que va los miércoles de 20 a 21 y que reza, justamente, de cosas que se leen y cosas que se comen. Está saliendo cada vez mejor, con mucha participación de los oyentes.
Lo pueden consumir acá:
Ojo que estamos subiendo los programas editados (sin tanda ni música) en Spotify y otras plataformas de podcasts. Prontamente estarán todos los programas subidos.
Maxikiosco
Esta semana tuvimos a la genial inspectora, Mariela Sexer, revelando sus ídolos, con la libertad de siempre y una notable fineza para pintar personajes en pocas líneas.
Historiar
Me gusta el podcast de la Asociación Argentina de Investigadores en Historia (ASAIH): son conversaciones con especialistas sobre variados temas de interés histórico. Me gustó mucho una conversación entre Roy Hora y Pablo Gerchunoff sobre Alfonsín, pero hay temas más sorprendentes, como la Guerra Civil Norteamericana, la historia de la radio, el turismo en Mar del Plata, etc. Vale la pena pegarse una vuelta por estas conversaciones amables e informadas.
Las hermanas Wiñazki, Verónica y Sofía, hicieron un libro precioso para Ralenti con el protagonismo de uno de los animales más bellos que nos ha dado la Naturaleza: el delfín. Pensado como cuentito para dormir a un niño (ambas Wiñazkis son madres de niños pequeños) pero que también funciona como objeto hermoso, Así duermen los delfines es un producto digno de ser poseído orgullosamente o regalado. La dulzura del texto sumado al arte increíble de Sofía y todo envuelto en la cuidadísima edición de Ralenti. Divino.
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